Juguetes B2B 247

37 PUBLIRREPORTAJE felices no hacen referencia al dinero ni a experiencias tecnológicas o exóticas, sino más bien hacen referencia a razones sencillas y humanas: compartir, ser reconocidos por nuestros allegados, hacer cosas en común con gente que nos importa, mantener el foco en una actividad agradable, ser protagonista de pequeños éxitos o ayudar a los demás. La mayoría de actividades donde reside la descarga de dopamina (el neurotransmisor del placer), la serotonina (‘la hormona del humor’) y la oxitocina (la hormona del afecto), involucran mayoritariamente la presencia física de otras personas. Algunos ejemplos son las comidas en grupo, el canto coral o ser miembro de un grupo de música, el deporte aficionado, el sexo y, por supuesto, los juegos de mesa. La adrenalina, no obstante, come aparte, y es que las descargas de adrenalina se asocian a actividades de riesgo que se nos antojan placenteras. Pero no las podemos incluir dentro del grupo de las hormonas de la felicidad, sin admitir que son adictivas en el caso de las ludopatías, al estar relacionadas con recompensas que pueden afectar nuestro comportamiento. El motor de la adicción al videojuego se basa en las pequeñas descargas de adrenalina que recibimos al abatir un enemigo, encontrar un premio o subir de nivel a nuestro avatar. Esta es una de las grandes diferencias entre los juegos de mesa y los videojuegos. Y es una diferencia abismal. LOS JUEGOS DE MESA OFRECEN ENTORNOS SEGUROS Los juegos de mesa agrupan a las personas en un entorno seguro donde comparten tiempo de calidad, activando los resortes de la felicidad. En un contexto de aislamiento, en sociedades envejecidas y con cifras de soledad que asustan (el 36% de los mayores de 45 años en Estados Unidos vive solo), los juegos cubren una necesidad social en un mundo de pantallas y big data: una excusa divertida para estar con otras personas y ser feliz. La sociedad del siglo XXI, atrapada en la interrupción del teléfono móvil e hiperconectada a las redes sociales, necesita espacio para respirar libertad, ocio desconectado y compartido con personas. Este siglo afronta el reto de la preservación de tiempo analógico de calidad, individualmente y en grupo. Y los juegos de mesa son esenciales para construir este espacio, el público lo intuye y, cuando lo prueba, repite y extiende la cultura del juego. El filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han, autor del libro ‘Buen entretenimiento’, sostiene que “Lo contrario de la sociedad del juego es nuestra sociedad del rendimiento, nuestra sociedad del cansancio, en la que cada uno se explota voluntariamente a sí mismo creyendo que así se está autorrealizando. Nos matamos a base de autorrealizarnos. Nos matamos a base de optimizarnos. Pero el hombre no es un homo laborans, sino un homo ludens. El hombre ha nacido para jugar, no para trabajar”. DEVIR Tel. 93 238 98 70 www.devir.es Ésta es la principal razón que explica el crecimiento del mercado. Los editores acostumbramos a hablar de los buenos productos que lanzamos al mercado, es de justicia. Sin Catan o Carcassone la gente no descubriría la cultura del juego. Pero la realidad es que el impulso de la industria deriva del hecho que los juegos satisfacen una necesidad social de primer orden: juntar humanos con humanos. •

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