INSPECCIÓN VISUAL OBLIGATORIA CON REPORTAJE GRÁFICO Además, la nueva norma también establece una inspección visual obligatoria y con reportaje gráfico que asegure la calidad del mantenimiento, así como la toma de muestras para polvo, bacterias y hongos en conductos y UTAs, con frecuencias mínimas de inspección. La norma también introduce valores límite específicos, aplicables a contaminantes como dióxido de carbono y partículas en suspensión, para diferentes niveles de calidad del aire interior -IDA 1, IDA 2, IDA 3- en función del uso del edificio. Por poner solo algunos ejemplos, en el caso del dióxido de carbono (relación interior-exterior), para la Ida1 los valores deben ser inferiores a 350 partes por millón, mientras que para la Ida3 pueden llegar hasta las 800 ppm. Finalmente, se establecen cuatro categorías para los sistemas de climatización –A, B, C y D-, en función de su complejidad y tamaño, lo que permitirá estandarizar inspecciones y mantenimientos. Por ejemplo, para todas las categorías es obligatoria la inspección visual con apoyo gráfico, pero en el caso de las UTAs clásicas, que se enmarcarían en la categoría A, debe hacerse también una toma de muestra microbiológica de contacto (bacterias + hongos) en batería de intercambio térmico (preferible batería de frio). Sin embargo, en las otras tres categorías la toma de muestra microbiológica en el aire interior del conducto o en salida del difusor es opcional, aunque sí se exige una toma en superficie de ese tipo de muestra. SE DEBE GARANTIZAR UNA REVISIÓN COMPLETA DE TODAS LAS UTAS CADA CUATRO AÑOS También varía el número de ensayos, que en los aparatos de categoría A deben abarcar al menos el 25% de las UTAs en cada revisión anual, asegurándose que en un plazo de cuatro años se habrán revisado la totalidad de los sistemas del edificio. En las otras tres categorías, este tipo de ensayos viene parametrizado por una fórmula compleja que tiene en cuenta la superficie útil del edificio, pero igualmente exige que en los estudios sucesivos se deben inspeccionar equipos diferentes. En cualquier caso, la complejidad de la nueva norma deja claro que, para un correcto cumplimiento, lo óptimo es implementar un sistema de gestión integrado, con un triple enfoque que tenga en cuenta el impacto ambiental, en sostenibilidad y en salubridad. No olvidemos que en un edificio con escasa ventilación (1800 ppm) un enfermo con infección respiratoria puede llegar a infectar a 6,6 personas, mientras que en otro con ventilación satisfactoria (580 ppm) el riesgo es de solo 0,5 personas. Además, ese tipo de sistemas proporcionan métricas precisas y fiables para evaluar estos impactos y asegurar así el cumplimiento ESG de los edificios, mejorando la eficiencia energética, las condiciones de trabajo, la salud de los ocupantes y, por supuesto, el cumplimiento de la normativa RITE. Y esta, sin duda, es una apuesta que debe abordarse desde ya en los inmuebles afectados. n
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