IN622

sumo de energía, la conservación del medio ambiente, el control y análisis de los parámetros de servicio para detectar las fugas de gas, las revisiones periódicas preventivas para evitar averías adelantándose a que ocurran, la comprobación regular del ajuste de los parámetros de servicio y de los elementos de seguridad. En definitiva, comprobar regularmente todos los datos significativos de funcionamiento que deben ser anotados varias veces al día y comparados con anteriores mediciones en condiciones similares y con los valores dados en el manual de instrucciones reglamentario. De esta manera se irá comprobando la estabilidad de la marcha de la instalación y, si se observan variaciones persistentes, buscar las causas y corregirlas. Concretamente, para los detectores y sistemas de detección de cualquier tipo y tamaño, son esenciales los siguientes controles, realizados por empresas autorizadas y personal competente. Según obliga el RSIF, las instalaciones deben someterse a un mantenimiento preventivo de acuerdo con el manual de instrucciones al que se refiere la ITC-IF-10. La frecuencia del mantenimiento preventivo dependerá del tipo, dimensiones, antigüedad, aplicación, etc. de la instalación. Esto significa que la frecuencia la debe de marcar el instalador y es conveniente que se base en las recomendaciones del fabricante de los detectores y sistemas. Los fabricantes suelen recomendar la frecuencia del mantenimiento preventivo cada 6 meses o menos y, como mínimo, incluirá la verificación de todos elementos que forman el sistema de detección: centralitas, detectores y sus sensores, alimentación eléctrica y demás componentes, para asegurar su correcto funcionamiento y que están en perfecto estado. Para comprobar el funcionamiento se debe de usar preferentemente gas patrón en la concentración del rango del detector. Las revisiones obligatorias serán al menos cada 5 años (cada 2 años si la carga de refrigerante es superior a 3.000 kg y si la antigüedad de la instalación supera los 15 años). Como mínimo, comprenderán: revisión del estado general de los detectores y sistemas de fugas, realizando el ajuste, calibración o sustitución del detectores o sensores si fuese necesario o conveniente. En general, la sustitución será necesaria al final de su vida útil si las comprobaciones no son satisfactorias, cuando haya estado el sensor expuesto durante algún tiempo a concentraciones muy elevadas, cuando la inspección visual demuestre un estado defectuoso del detector, cuando las comprobaciones de la calibración demuestren diferencias en sus lecturas, por ejemplo, superiores al 10% en NH3. Si los resultados de la revisión son satisfactorios, no es necesario recalibrar ni sustituir el detector o sensor. Una vez obtenidos los datos y mediciones de las revisiones periódicas y obligatorias, se valorarán los resultados conseguidos comparándolos con los de anteriores revisiones. Con respecto a los periodos de vida útil, los fabricantes facilitan únicamente valores orientativos, aunque sin compromiso y considerando que los detectores funcionan en atmósferas limpias. Para decidir si los sensores deben de ser sustituidos por envejecimiento será necesario fiarse solo de los resultados que se obtengan de la vigilancia de su funcionamiento y de los valores que se comprueben en cada calibración. Los periodos de vida útil orientativos son diferentes dependiendo del fabricante, pero suelen estar sobre los 2-3 años para los sensores del tipo electroquímico, de 5-8 años para los semiconductores y de 5-7 años para los del tipo infrarrojo. Para calibrar los detectores se deben emplear botellas de gas patrón de las concentraciones de ajuste de los detectores en ppm en mezclas con otro fluido (aire, nitrógeno), una botella por cada rango de concentración. Además, se necesitan otros accesorios según quien sea el fabricante del detector: controladores de flujo, adaptadores y otros accesorios menores. Para los detectores tradicionales se necesitan unos 5 litros de gas patrón por cada detector. Los detectores actuales tienen la posibilidad de sustituir los sensores que hayan alcanzado su vida útil por otros nuevos previamente calibrados en fábrica. De esta manera no se necesitan ni gas patrón ni el resto de los accesorios para la calibración. n 119 REFRIGERACION

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