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24 ACTUALIDAD es estimar tanto ese ahorro de energía -igual que estimamos la producción de un parque fotovoltaico-, como el precio de la energía a la que sustituye. Ajustando todo esto con toda la complicación que queramos (variación de precios, inflación), podemos llevar toda la operación a unos resultados financieros medidos con los parámetros clásicos de VAN, TIR y periodo de retorno que nos permitan evaluar y comparar alternativas. Se trata entonces de valorar y competir con inteligencia económica: ¿cuál es la mejor decisión de inversión? ¿instalar paneles fotovoltaicos en el tejado o mejorar el aislamiento de la cubierta de mi edificio? En el primer caso tendré la certidumbre de un contador que mide la energía generada y que incluso puedo vender a la red; pero no puedo obviar buenas estimaciones que, enmuchas zonas climáticas españolas, me demostrarán que la mejora de la envolvente es mejor inversión económica (y por supuesto medioambiental). Ya adelanto que, en términos generales, las medidas de eficiencia energética, aun siendo más sensatas y más rentables, suelen quedar irracionalmente postergadas. Si hemos entendido esto, pongamos a nuestros pies la miríada de técnicas y tecnologías que nos permiten crecer y vivir bien desacoplando el consumo energético de nuestro bienestar y nuestro crecimiento: bombas de calor, aislamientos, variadores de velocidad, sistemas de control, todo tipo de equipos domésticos e industriales de bajo consumo (desde lavadoras hasta bombas de pistones), sistemas de conducción eficiente y control de flotas, sistemas de gestión energética, etc. Pasemos por tercer y último lugar a entender cómo los nuevos CAEs van a contribuir a ayudarnos en toda esta tarea de poner la inteligencia energética en el lugar que le corresponde. Quizá la manera más simple de explicar este nuevo sistema es que hemos sido capaces de construir un modelo que mide con mejor precisión que nunca antes los ahorros (y aún tenemos margen de mejora), y que apoya la financiación de las actuaciones que dan lugar a esos ahorros en función de la cantidad de energía ahorrada. Esta financiación queda provista por un nuevo mercado que tiene los siguientes elementos principales: • La demanda: hasta ahora nos hemos movido en un marco en el que las propias empresas comercializadoras de energía estaban obligadas a pagar una contribución anual, proporcional a sus ventas, con la que llevamos años poniendo enmarcha diferentes programas de subvenciones. A partir de ahora les damos a estos sujetos obligados la opción de asumir la responsabilidad de buscar y apoyar económicamente esos ahorros, y de liquidar la parte correspondiente de su obligación entregándonos prueba de esos ahorros. Figura 2: Ciclo de vida de un CAE. En ordenadas los diferentes agentes, y en abscisas las etapas del proceso (Fuente: MITERD). "Las medidas de eficiencia energética, aun siendo más sensatas y más rentables, suelen quedar irracionalmente postergadas"

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