23 ACTUALIDAD En primer lugar, y antes de ver los detalles, quiero subrayar desde una perspectivamás amplia la importancia de reforzar las medidas para mejorar el ahorro y la eficiencia energética (que son por cierto dos cosas diferentes y a su vez independientes de las energías renovables). Desde comienzos de la revolución industrial tanto el crecimiento de la población como el consumo individual no han hecho más que multiplicarse en progresión geométrica. Así, desde principios del siglo XVIII la población se ha multiplicado por 8, pero el consumo energético lo ha hecho por 25, apoyándose sobre todo en los combustibles fósiles (más del 70% del consumo en la España prepandemia del 2019, y un porcentaje bastante mayor a nivel mundial). La sustitución de todo ese consumo creciente por tecnologías renovables y sostenibles es a día de hoy una ilusión. No quiero ser malinterpretado: debemos trabajar muy duro para que todo nuestro suministro energético sea renovable y sostenible, pero es inconcebible que un consumo sea renovable o sostenible si crece en progresión geométrica, sea de combustibles fósiles, o de materias primas para tecnologías renovables como el cobalto, el níquel o el cobre. El orden lógico de las cosas es poner en primer lugar la inteligencia (es decir, la eficiencia y el consumo responsable), para desacoplar la riqueza y el crecimiento del consumo de energía; y esto que puede sonar a otra ilusión, es algo que ya es una realidad en algunos países europeos. Las proyecciones demográficas nos dicen que en este siglo estabilizaremos nuestro crecimiento demográfico en alrededor de 10 mil millones de personas. Es un 25% más que hoy en menos de un siglo. Es un ejercicio de responsabilidad pensar en las implicaciones sobre el consumo energético, y en cómo combinamos con inteligencia técnicas de eficiencia energética, ahorro energético y suministro renovable para afrontar el futuro con responsabilidad. Bajemos, en segundo lugar, a una perspectiva más económica. Uno de los enunciados más interesantes cuando se habla del principio de “Energy Efficiency First” es el de tratar la eficiencia energética como una fuente de energía por derecho propio. Hacer esto no es complicado, pero requiere un poco de reflexión. Lo primero es entender que las familias y las empresas no queremos energía per se; lo que queremos es confort, movilidad, iluminación o producir tornillos; y lo que nos debemover en la contratación económica de los correspondientes suministros energéticos debe ser la comparación de prestaciones y precios, incluyendo como una opción esencial de suministro las tecnologías de eficiencia energética. La eficiencia energética necesita habitualmente costes de inversión importantes, pero nulos o muy bajos costes de operación. Esto no es nuevo; lo aplicamos a muchos esquemas de producción de energía. La novedad es que aquí en vez de producir energía, la ahorramos, pero eso al resultado del proceso le da igual, tanto si se trata de calentar una vivienda como de fabricar galletas. La cuestión ahora Figura 1: Perspectiva de la tasa de crecimiento demográfica y energética en los últimos dos siglos. (Fuente: Elaboración propia y ourworldindata.org).
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