DOSIER EERR PARA USOS TÉRMICOS BOMBA DE CALOR: CONTEXTO, RAZÓN Y RUMBO El Pacto Verde Europeo1 establece, en su hoja de ruta, que debemos alcanzar la neutralidad climática en Europa en el año 2050. Con este fin, la Ley Europea del Clima2 fija para el año 2030 el objetivo climático vinculante de una reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero de, al menos, un 55 % con respecto a los niveles de 1990. Ha tenido que ser, sin embargo, una brutal e inhumana invasión rusa de Ucrania la que nos ha hecho levantar el pie del freno a las renovables y despertar de nuestro estado de bienestar letárgico, en este rincón del mundo. No es solo una guerra de Rusia contra Ucrania, es una guerra contra la economía, los valores humanos, medioambientales y el futuro de la UE. Ante las amenazas, la incertidumbre energética y el cambio climático, lo sensato es dejar de consumir energía fósil, dejar de quemar “cosas” y dejar de emitir polución y CO2 a la atmósfera de nuestro planeta, atmósfera de tan solo 6 km de altura “respirable” desde la superficie terrestre. La bomba de calor ha reforzado en 2022 su papel como una solución fundamental para la reducción de la dependencia energética de combustibles fósiles en instalaciones térmicas de calefacción, refrigeración, ACS y procesos industriales, al permitir la reducción de consumo de energía primaria no renovable y las emisiones de CO2 en estas aplicaciones. Los fabricantes de equipos de climatización, tras superar los retos del pasado año, como por ejemplo las dificultades en el suministro de materiales, ofrecen hoy todas las soluciones técnicas necesarias para cumplir los urgentes objetivos de descarbonización en instalaciones térmicas, y están preparados para asumir las novedades legislativas de 2023. Pedro Ruiz Romero. Responsable de estudios y legislación en AFEC En este momento histórico, ahora más que nunca, es cuando la bomba de calor (aerotérmica, geotérmica e hidrotérmica) se demuestra como una solución a la reducción de la dependencia energética de combustibles fósiles en instalaciones térmicas de calefacción, refrigeración, ACS o industria, y también para la reducción de consumo de energía primaria no renovable y emisiones de CO2 debidas a estos usos. Esta reducción es consecuencia de la progresiva descarbonización del vector eléctrico (con el objetivo de 0,0593 kg de CO 2/ kWh en el plan PNIEC4), según la cual este factor de emisión de CO2 por kWh eléctrico consumido hará que las bombas de calor, incluso las instaladas hace 20 años, “emitan” un 80% menos de CO2 a la atmósfera que un sistema basado en combustibles fósiles, facilitando así alcanzar el objetivo de la UE. La bomba de calor 18
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