IG309 - Ingeopres

59 MINERÍA 1.- INTRODUCCIÓN La industria extractiva es a la vez uno de los pilares de la civilización humana por los recursos que proporciona. Los desprendimientos de rocas y deslizamientos son riesgos que además de poner en peligro a personas e infraestructuras, pueden influir de forma negativa en la explotación.La minería a cielo abierto es un aspecto muy importante de la extracción de materias primas, y está presente en todo el mundo. La explotación de canteras, entre todas las actividades de la industria extractiva, está considerada como una ocupación de riesgo en la que, debido al desarrollo de sus respectivas actividades profesionales, los trabajadores están expuestos a riesgos que pueden repercutir tanto en su salud como en su integridad física. El período que va desde el inicio (estudios) hasta la explotación (producción) de una mina a cielo abierto dura varios años e incluye la prospección/ exploración, la extracción del mineral y la manipulación y gestión de los residuos. Se utiliza maquinaria de gran tamaño, como excavadoras de cables, para trabajar con macizos de roca de resistencia a la compresión (≤ 20MPa) [Pekol, 2019]. Para macizos de roca con mayor resistencia a la compresión, por lo general se aplican ciclos de perforación, voladura y carga. El sistema de transporte posterior depende de las condiciones específicas de la mina (profundidad bajo la superficie, producción anual) y de las influencias medioambientales (emisiones de gases, impacto ambiental, etc.). Las operaciones mineras a cielo abierto entrañan riesgos que pueden provocar la paralización de la explotación, lesiones al personal, daños a los equipos o impactos negativos en el medio ambiente. En cualquier caso, los desprendimientos de rocas son uno de los principales peligros que generan riesgos. La figura 1 muestra los principales problemas geotécnicos que pueden surgir en la explotación y cómo la mayoría de ellos están asociados a desprendimientos de rocas [Von Rickenbach & Withmell, 2020]. 1.1.- Control y mitigación de desprendimientos de rocas Desde la década de 1950 se han desarrollado e implementado soluciones de interceptación, en general situadas perpendicularmente a la trayectoria de caída de la roca. En un primer momento las soluciones eran rígidas y se basaban en el peso propio de la estructura de contención; se construían muros de hormigón y terraplenes para interceptar la trayectoria de los bloques [González-Gallego & Luis-Fonseca, 2007]. En 1951 y como sistematización de las barreras flexibles para el control de aludes de nieve, se desarrollaron las primeras barreras con paramento de acero flexible (<1770 MPa), con un enfoque energético optimizado, constituidas por materiales ligeros y resistentes, capaces de absorber gran cantidad de energía [Luis-Fonseca et al., 2024]. En la actualidad, estos sistemas han avanzado exponencialmente en la dirección de la seguridad, alcanzando niveles energéticos muy elevados. El objetivo de esta contribución es mostrar los resultados de la experimentación e implementación de un modelo específico de barrera móvil-temporal (flycatcher), dedicado a la protección contra las muy frecuentes caídas de bloques de bajo nivel energético, caracterizadas por su alta velocidad Figura 1.- Principales riesgos en operaciones a cielo abierto, modificado de [Von Rickenbach & Withmell, 2020]. angular y traslacional. Estas barreras móviles operativas o flycatchers se vienen utilizando desde hace más de una década en frentes de mina a cielo abierto, de diferentes materiales. Algunas de ellas han demostrado empíricamente su eficacia en el control de pequeños desprendimientos de rocas y su rápido proceso de instalación, pero sin ningún análisis de soporte técnico, ni definición sobre sus limitaciones ni capacidades. Este ensayo de campo y su análisis forman parte de los primeros pasos en esa dirección. 1.2.- Normativa La certificación de las barreras de protección contra desprendimientos de rocas ha sido una de las principales demandas del mercado en términos de mitigación de riesgos, que ha promovido su aplicación generalizada en los últimos años [Caviezel et al., 2022]. La certificación garantiza que la barrera cumple las normas de rendimiento, lo que permite a los ingenieros elegir el tipo de barrera adecuado. En 1980 se podían absorber energías de 200 kJ con velocidades bajas (menos de 10 m/s) y masas de 4.000 kg. En la última década, los sistemas se han desarrollado exponencialmente. En 2001, se publicaron las primeras directrices en Suiza [Gerber 2001], en ese momento el nivel de absorción

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