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MINERÍA 26 En estos momentos en que parece que comenzamos a vislumbrar la salida de la profunda crisis económica que ha acompañado la pandemia del COVID- 19, toca ya reflexionar sobre el futuro de nuestra tierra. Sin dilaciones que pongan en riesgo la recuperación tan necesaria para nuestro debilitado tejido productivo. La ciencia y la innovación nos han demostrado que el compro- miso conjunto de todos, profesionales, empresas, instituciones y estados, era la mejor opción para afrontar una pande- mia virulenta. Solo con este consenso ha sido posible que un año después tengamos no una, sino varias vacunas disponibles para frenar los contagios y las muertes. Este mismo empeño debe ser el que guíe en adelante una recuperación que no podemos ya fiar al mercado. Las empresas y el empleo se han visto duramente golpeados por la crisis pro- vocando fuertes cicatrices en nuestra estructura económica. Los desafíos son enormes y solo con el respaldo de los gobiernos, la innovación y las inversiones podremos afrontar la pro- funda transformación económica que comenzó a gestarse tras la crisis de 2008 y que la crisis del COVID-19 ha apuntalado definitivamente. Para no seguir abundando en los aspectos negativos que nos ha traído el último año, debemos poner en valor la fortaleza de la minería metálica que ha demostrado su esencialidad en los momentos más críticos de la pande- mia y que está llamada a convertirse en un sector absolutamente prota- gonista en las próximas décadas. La El futuro de la minería es ahora Priscila Moreno, gerente de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (Aminer) transición energética hacia una econo- mía descarbonizada solo será posible de la mano de los metales. La Unión Europea ha fijado el año 2050 para alcanzar la neutralidad climática y en ese tránsito asistiremos al creci- miento exponencial de la población mundial y, en paralelo, al incremento de la electrificación de ciudades y medios de transporte que dispararán la demanda de metales clave como cobre, zinc, cobalto o litio, entre otros. A modo de ejemplo, un coche eléctrico utiliza seis veces más minerales que un vehículo convencional. La OCDE ya ha apuntado que el uso de las deno- minadas materias primas críticas se duplicará, una previsión que se torna advertencia si tenemos en cuenta que la dependencia exterior de la Unión Europea para el suministro de algu- nas materias primas para la industria oscila entre el 75% y el 100%. Hace ahora un año, la Comisión Europea alertó del alto riesgo en el suministro de estas materias primas fundamentales para la economía de la zona y que puede comprometer la seguridad estratégica de los Estados miembros. Por ello, impulsó la Alianza Europea de las Materias Primas para "El 90% de la producción de sulfuros polimetálicos en España procede de Andalucía”

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