IA38 - Almazaras

OLIVICULTURA 18 Los cambios que está teniendo el olivar en Extremadura, al igual que en otras regiones olivareras de la península ibérica, no es solo en el aumento constante de la superficie de nuevo olivar más competitivo, sino un cambio en las condiciones climáticas que está provocando ya algunas señales en la producción, como un menor rendimiento graso de los frutos, pérdida de producción por mala floración, etc. Extremadura ha superado las 296 mil hectáreas de olivar en 2023, de las que más de 71,5 mil están en regadío y 224,6 mil en secano. A pesar de un crecimiento en los últimos 8 años de 27 mil hectáreas de regadío, no ha aumentado la producción extremeña en igual proporción (ver Figura 1). De acuerdo con unas estimaciones conservadoras, Extremadura tendría que tener una producción media de unas 85 mil toneladas de aceites, siendo la media producida entre 2020-2024 inferior a 70 mil toneladas. ¿Por qué no se produce más cantidad de aceite? ¿qué factores han sido determinantes para no alcanzar esta producción media? Aunque sí es verdad que la comunidad autónoma puede tener una salida de aceitunas a almazaras portuguesas, andaluzas y castellanomanchegas de unas 4-8 mil t de aceite, la contestación a estas cuestiones las aporta las condiciones climáticas, y no solo por una falta de precipitaciones. En el nº 27 de esta revista (Montaño et al., 2022) ya se anotaron los posibles efectos que el cambio de las condiciones climáticas podría afectar a la producción y calidad de los aceites de oliva vírgenes. En el presente artículo lo que se presenta es un estudio incipiente de determinar los índices bioclimáticos en las principales zonas olivareras de Extremadura, cuáles serían los valores “típicos” de la variedad o variedades históricamente características de la comarca, y ante una modificación de estos índices, si sería necesario sopesar un cambio de variedad al estar esta otra variedad mejor adaptada a esas futuras condiciones climáticas. La climatología de una determinada comarca o zona es un elemento que determina el cultivo productivo del olivar, siendo un factor intrínseco natural que estará influenciada por diferentes factores. Esta climatología y la aptitud de un determinado cultivo vendrá determinada por el suelo, la disponibilidad de agua, la luz que capten a lo largo del tiempo o las prácticas culturales. A su vez, la climatología afectará de una manera u otra dependiendo del ciclo o fase en el que se encuentre el olivar (en reposo invernal, brotación, maduración, etc). Particularmente, el olivo está muy influenciado por las temperaturas y precipitaciones, en particular, los cultivos de secano. Aunque existen variedades con alta resistencia a la sequía, las condiciones excesivamente secas reducen el crecimiento del árbol, merman la cosecha y favorecen la vecería, afectando a la calidad y cantidad de aceitunas que se producen. En cuanto a las temperaturas, son relevantes, tanto en la producción del árbol como en las características finales del fruto porque temperaturas elevadas durante la floración afectarían a la misma y al desarrollo de los frutos cuajados. El olivo, de forma muy general, es un cultivo asociado al clima mediterráneo, inviernos húmedos y no excesivamente fríos y los veranos secos y calurosos. Aunque cada variedad de olivo presenta unas características singulares, estas particularidades están muy ligadas a la zona de plantación del cultivo. Entre estos factores estaría la temperatura del suelo, la cual afecta a la capacidad de las raíces de las plantas y cultivos en la absorción no solo de agua sino de los nutrientes. Uno de los aspectos estudiados dentro del proyecto DOULIVA es la influencia de la temperatura del suelo en la producción de aceitunas y aceite. No solo la temperatura ambiente y la irradiación solar tiene una influencia sobre la parte aérea del olivo, sino que también las raíces se ven afectadas y son sensibles a la temperatura del suelo. Esta modificación de la actividad será más importante en las raíces más superficiales, pudiéndose provocar una parada en la absorción de nutrientes, como el potasio, además de agua. Figura 1. Relación de incremento de parcelas de regadío en Extremadura y producción de aceites de oliva vírgenes entre 2011-2024. Elaboración propia a partir de datos del MAPA. (*) Para 2024 el dato es provisional y previsión de producción de aceite y superficie de olivar.

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