OLIVICULTURA 70 recuperación del suelo para agricultura es imprescindible. En el caso del olivar, hablamos de suelos que han sufrido mucho. La puesta en marcha de prácticas más sostenibles, a pesar de la experiencia, puede suponer un obstáculo para algunos agricultores. Gil menciona la costumbre y la tradición junto con la falta de formación y de asesoramiento independiente, como algunas de las causas, aunque añade que “recuperar la extensión agraria es clave para este y casi todos los temas en el campo”. Según su experiencia, las cubiertas no requieren grandes cambios, salvo el uso de las desbrozadoras para controlar la cubierta e impedir que compita con el cultivo. La siembra directa es más exigente por el tema de las sembradoras directas. En este sentido, Gil Ribes, añade que “la mayor brecha es la costumbre y la mentalidad”, ya que “el patrono del campo es San Isidro Labrador, no San Isidro Agricultor”. Ante esta sutil pero relevante puntualización, podemos darnos cuenta de que, sin duda, la mecanización propició un laboreo fácil e intenso que en nuestras condiciones de clima semiárido ha llevado a unos procesos de degradación intensos. LA AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN Y LA PAC Desde el punto de vista técnico y económico, para Jesús Gil, la Agricultura de Conservación, con sus dos vertientes, la siembra directa y las cubiertas vegetales, se convierte en "la mejor solución"; dando lugar a una agricultura regenerativa. Es por esto, junto con su capacidad de secuestrar carbono y luchar contra el cambio climático lo que ha llevado a que ambos sistemas aparezcan en los ecorregímenes de la nueva PAC. En su opinión, para el cambio de mentalidad es clave la demostración de sus ventajas y el empuje de una política agraria que la fomente. La capacidad natural de generación de suelo es aproximadamente de una tonelada por hectárea y año, mientras que la erosión media en Andalucía es de casi 7 toneladas por hectárea y año, aunque en el olivar se eleva, a veces, a decenas de toneladas al año. Además de la pérdida de productividad que esto conlleva a medio y largo plazo, Jesús Gil nos ilustra con datos. “Por cada euro de pérdida en el campo la erosión provoca el doble de pérdidas fuera de él por daños a infraestructuras, colmatado de embalses, etc.”. Y a pesar de haber pérdidas irreversibles, se puede detener la erosión con las cubiertas vegetales bien manejadas como establece el ecorrégimen de la nueva PAC y recuperar lentamente el suelo ya que los restos vegetales elevan su materia orgánica, secuestran carbono y aumentan su biodiversidad. En lo que respecta a las cárcavas, asegura, “se pueden controlar y revertir con diques elaborados con áridos reciclados de obra de bajo coste como los desarrollados por la UCO en el proyecto Innolivar y ya comercializados”. El suelo, después de los océanos, es el mayor sumidero de carbono de nuestro planeta y por ello es necesario aprovechar este potencial para cumplir los objetivos que la CE se ha impuesto en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Al respecto, Gil Ribes afirma que “la Comisión ha fijado como reto que en el año 2030 los sectores ligados al uso de la tierra secuestren 310 millones de toneladas de CO2 equivalente, lo que requiere que desde el sector agrario se lleven a cabo prácticas como la Agricultura de Conservación que contribuyan a alcanzar ese objetivo tan ambicioso”. Restos de poda en cubierta vegetal de olivar. Foto: Antonio Conde.
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