IA34

OLIVICULTURA 69 La capacidad natural de generación de suelo es aproximadamente de una tonelada por hectárea y año, mientras que la erosión media en Andalucía es de casi 7 toneladas por hectárea y año. En su análisis, Juan Vilar afirma que el ser humano convive con otros nueve millones de especies vivas, con quienes comparte entorno, "y esto se denomina biodiversidad, es decir, la combinación de seres vivos de toda índole que conforman la vida en la tierra”. Y es en este ámbito, donde la actividad agrícola ha de permitir un uso responsable y condescendiente del entorno, de manera que, mediante la gestión de la misma, “permita al resto de especies vivir en un equilibrio pleno, garantizando su ciclo natural de vida, y pervivencia sostenible en el tiempo”. Y es aquí cuando acuña el término de “biodiversidad sostenible”, o lo que es lo mismo, gestionar el planeta de tal forma que todos vivamos en equilibrio, garantizando un entorno adecuado, "para que esto siga sucediendo en el futuro”. En cuanto a la sostenibilidad medioambiental, Vilar aduce que se trata de optimizar los recursos de forma adecuada (fertilizantes, energía, combustible, agua, etc.), "siendo condescendientes con el medio ambiente y con el resto de especies vegetales y naturales que nos acompañan”. En este sentido, sostiene que la olivicultura española "suele ser sostenible, de forma general, aunque en mayor medida son los olivares diferenciados algo más sostenibles que la olivicultura convencional. Me refiero a olivares ecológicos, biorregenerativos, biodinámicos, Olivares Vivos, etc”. Así, en cuanto al modelo español en comparación con el de otros países, afirma que, en lo referente a la sostenibilidad social, y económica, los olivares que en mayor medida generan renta neta suelen ser en definitiva más eficientes, y por tanto más sostenibles económicamente y socialmente. Apunta que no debemos olvidar que la sostenibilidad económica, parte de una mayor generación de valor añadido, y la falta de beneficio no genera estabilidad poblacional, ni social, por lo tanto, “en este caso, España es un país que todavía tiene un elevado rango de sostenibilidad social y económica, pues con el 23% de la superficie de olivar del planeta, se genera, normalmente, el 50% de la producción mundial de aceite de oliva”. Jesús Gil, por su parte, especifica que las “mejoras tecnológicas en la mecanización, en la recolección, en el riego, en el control de plagas y enfermedades, en nuevas variedades e incrementar el valor añadido a través de la calidad del producto, su adecuada comercialización y la búsqueda de aprovechamientos alternativos o complementarios”, pueden contribuir a una mayor sostenibilidad del olivo. El presidente de AEACSV asevera que el olivar, "o es rentable o a largo plazo no será” y “el problema lo tenemos en el olivar tradicional y sobre todo el marginal, que sólo podrá mantenerse con un apoyo específico. Sus aportaciones ambientales son muy altas y deberían ser políticamente protegidos”. LA SIEMBRA DIRECTA Y LAS CUBIERTAS VEGETALES Aunque Gil es muy preciso al concretar que son más de 30 años de implantación de este tipo de prácticas y que por lo tanto hay conocimiento y experiencia más que suficiente para que los agricultores puedan adoptar este tipo de manejo en sus explotaciones. Para lograr el cambio, es necesario sobre todo “convencer de su conveniencia, independientemente de las ayudas, pero bienvenidas sean éstas”. Además, añade que la apuesta por la formación y asesoramiento, puede "ayudar y mucho al cambio de paradigma en nuestro paisaje agrario”. Para ello, la AEACSV ha firmado un convenio de dos años con el MAPA para desarrollar cursos presenciales y online, junto con jornadas de demostración en campo por toda España. Es más que evidente que el abuso del laboreo ha dejado el suelo desnudo y dañado. Dimensionar esta pérdida a corto y largo plazo es importante. La

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx