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OLIVICULTURA 68 que más preocupan a la sociedad hoy en día”. En este sentido, desde la AEACSV han estado involucrados en varios proyectos encaminados a su mitigación, “gracias al poder que tiene la Agricultura de Conservación para secuestrar carbono en el suelo y así reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera”. Como ejemplos, menciona los proyectos Life Agricarbon o Life Climagri en el pasado, o los proyectos Life Agromitiga o Life Innocereal, actualmente en vigor. Es arduo el trabajo del que se desprende, como “fruto del éxito”, según Jesús Gil, “la inclusión de prácticas tales como la siembra directa o las cubiertas vegetales en los ecorregímenes de la nueva PAC, o la consideración de la Agricultura de Conservación como una de las prácticas de agricultura del carbono valoradas dentro de los mercados voluntarios de carbono”. Gil destaca el papel de la AEACSV dentro del sector agrario, contribuyendo a hacerlo más sostenible “dentro de un contexto en el que cada vez se ponen más en valor aquellas prácticas que preservan el medioambiente”. En este sentido, señala que la manera de hacerlo es “investigando, educando y transfiriendo el conocimiento a todos los agentes agrarios, en todo aquello que se refiere a la Agricultura de Conservación”. Y añade que están convencidos de que este tipo de prácticas son las que mejor permiten hacer frente a los actuales retos medioambientales que tenemos por delante, como son la erosión del suelo, su desertificación y el cambio climático, y las que "abordan el concepto de sostenibilidad de una manera amplia”. SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL, SOCIAL Y ECONÓMICA La sostenibilidad debe de ser ambiental, social y económica y, para ello, Gil Ribes afirma que “lo primero es proteger el suelo de los olivos, que es posiblemente el más erosionado de España”; y esto se consigue con las cubiertas vegetales, que reducen en más de un 90% la erosión y en más del 70% la escorrentía. Como apuesta en este sentido, asegura que la implantación de cubiertas no supone una merma de la producción si se controlan en el momento adecuado, sumando a ello una reducción en los costes gracias a la supresión de las operaciones de laboreo. Juan Vilar, analista agronómico internacional, profesor de la UJA y CEO de Vilar Consultores (Vilcon), precisa que es necesaria la redefinición de la expresión 'sostenibilidad', puesto que según él, “el primer paso que exige la sostenibilidad, es remunerar con sus frutos -de forma razonable- a las personas que trabajan y ostentan la tierra, permitiéndoles garantizar la alimentación del resto”. Una definición que nos dirige a la sostenibilidad económica. Y añade que “sin esta premisa, jamás existirían el resto de acepciones del término sostenibilidad”. Asimismo, Vilar destaca que la agricultura ha de ser "innovadora y sosteniblemente alimentaria", de tal modo que, garantizando la alimentación de la totalidad de la humanidad, debe optimizar el uso de los recursos necesarios y escasos, como son la tierra y el agua, impidiendo con una mejor gestión e implicación del resto de la cadena de valor, el desperdicio, y derroche de alimentos. También habla de no producir más de lo necesario, ni llevar a cabo una actividad que suponga un uso excesivo, ocioso e innecesario de recursos escasos, evitando en todo caso, "los potenciales efectos colaterales nocivos de los posibles insumos agrícolas utilizados”. Olivar intensivo con cubierta vegetal viva controlándola con desbrozadora de martillos. Foto: Jesús Gil.

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