IA30 - Tecnología y equipos para Almazara

OPINIÓN 11 Estos previsibles 3,25 millones de toneladas de demanda de aceite de oliva, per cápita significan un consumo medio de 410 gramos al año. Cifra que no se podrá sostener en el futuro si no se plantan más hectáreas de olivar o no se optimizan las actualmente plantadas y en producción. Lo anteriormente comentado, se debe al aumento de la población en los últimos 100 años que se ha multiplicado por 4, haciendo previsible que en algo menos de 80 años se incremente un 37 por ciento adicional. Así, en 2100, teniendo en cuenta la situación actual, serían necesarios 1,4 millones de toneladas adicionales de aceites de oliva, y otro tanto de aceituna de mesa, para poder mantener el consumo per cápita actual para aquel entonces, esos 410 gramos por persona y año. Ello significa que deberían de existir plantadas, aproximadamente, otros 3 millones de hectáreas adicionales de olivar, con las limitaciones de disponibilidad de tierra y agua que actualmente existen. En cuanto a los precios, si la situación continúa creciendo, los mayores consumidores, que son las familias de clase media, podrían dejar de consumir aceite de oliva virgen extra e ir introduciendo otras grasas más económicas en su día a día, no obstante esto es difícil, pues el resto de grasas animales y vegetales se han apreciado igualmente, y ello hace que el único factor de corto plazo que podría hacer caer los precios en origen debería de ser la climatología, y por ahora parece ser que esto no ocurriría. No todas las categorías tendrán la misma evolución en su remuneración en origen, en este caso por la caída de calidad, el virgen extra será el más demandado a unos mayores valores de cotización, y esta campaña podría caracterizarse por la valorización de la categoría virgen. Por el contrario, si los precios se mantienen, el mercado del aceite de oliva habrá sufrido un deterioro del consumo, y ello solventaría la escasez de producto en el mercado. Sólo en el caso de que los precios bajaran, de forma equilibrada, nos encontraríamos en una situación de equilibrio de la oferta y la demanda, si esa caída fuese muy consistente, habría un claro desabastecimiento del sector. En resumen, ante la situación vivida en 2022 marcada por fenómenos como la guerra de Ucrania, la huelga de transportistas, la sequía, el incremento de valor de los insumos, la caída

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