IA28 - Tecnología y equipos para Almazaras

SUBPRODUCTOS 57 La gestión adecuada de estos residuos juega un papel vital en el crecimiento de las industrias alimentarias y agrícolas. Estas industrias, que a menudo enfrentan problemas de rentabilidad, han de soportar el costo adicional del procesamiento de residuos. La valorización de estos residuos, a menudo ricos en compuestos funcionales, supone una fuente prometedora de ingresos y acerca la industria agroalimentaria a los cánones de la economía circular. El reciclaje con fines agrícolas de los residuos de la industria alimentaria puede resultar crucial para mantener la productividad del suelo en las zonas mediterráneas, donde el contenido de materia orgánica es muy bajo (Lasaridi et al., 2006). El problema de los residuos de la extracción del aceite de oliva afecta a muchos países, especialmente en el arco mediterráneo, donde se concentra la mayor parte de la producción mundial de aceite de oliva (Ahmadi-Esfahani, 2006). La diversidad de sistemas de extracción de aceite utilizados por la industria añade un grado más de complejidad en la gestión de residuos o subproductos, debido a las diferencias entre los desechos producidos en cada uno de estos sistemas. La tecnología de producción de aceite de oliva ha experimentado importantes cambios tecnológicos durante las últimas décadas. La introducción de una centrifugación horizontal en dos fases ha mejorado tanto la eficiencia de la extracción como las características del aceite obtenido (Borja et al, 2006), siendo este el principal sistema utilizado por la industria española actualmente. Con este sistema se obtiene una fase oleosa de la que se obtiene el aceite de oliva virgen, y una segunda fase en la que se unen alpechín y orujo (alperujo). La gran preocupación de este sector es la alta producción de 'alperujo' y su eliminación, en comparación con el sistema de extracción en tres fases, que separa las fases de alpechín y orujo. El alperujo es un residuo sólido, ácido y muy húmedo, que contiene fracciones fenólicas y lipídicas que se relacionan con efectos fitotóxicos y antimicrobianos cuando se utiliza como enmienda del suelo (Tortosa et al., 2012). En la actualidad, el alperujo se suele tratar con una segunda centrifugación, o se seca y luego se somete a extracción química para extraer el aceite residual. Los residuos resultantes se utilizan para obtener energía térmica o eléctrica, principalmente mediante su combustión (Gogebakan y Selçuk, 2009). Actualmente, el método más común de gestión y eliminación de este subproducto consiste en su almacenamiento en balsas rústicas de evaporación excavadas en el suelo cerca de la almazara. USO DE BIOESTIMULANTES Según du Jardin (2015), un bioestimulante vegetal es cualquier sustancia o microorganismo aplicado a las plantas con el objetivo de mejorar la eficiencia nutricional, la tolerancia al estrés abiótico y/o las características de calidad del cultivo, independientemente de su contenido de nutrientes. Por tanto, los bioestimulantes, incluidas las sustancias naturales, aparecen como una categoría novedosa y potencial de insumos agrícolas, que complementan los agroquímicos y mejoran la tolerancia al estrés abiótico, además de mejorar la calidad de los productos agrícolas y hortícolas (Rouphael, 2020). Además, los bioestimulantes vegetales son capaces de modificar el metabolismo primario y secundario de las plantas que conducen a la síntesis y acumulación de moléculas antioxidantes (metabolitos secundarios) que son importantes para la dieta humana (Colla y Rouphael, 2015). Mejorar la síntesis de metabolitos secundarios es valioso tanto para la defensa de las plantas como para la nutrición humana (Iriti et al., 2005). Las síntesis de metabolitos secundarios, como los fenoles, ha demostrado una correlación positiva con el vigor de las plantas (Burguieres et al., 2007). La aplicación exógena de antioxidantes fenólicos estimula su concentración endógena en células vegetales activando, a su vez, enzimas que catalizan la síntesis de otros metabolitos antioxidantes (Yangui et al., 2011). De ello se deduce que los antioxidantes exógenos que estimulan la respuesta enzimática antioxidante de las plantas también pueden estimular tanto el flujo de energía a través de la vía de las pentosas fosfato como la síntesis fenólica celular (Shetty et al., 2004). Los metabolitos fenólicos, como el hidroxitirosol, tienen un pesomolecular específico que les confiere un carácter antioxidante y bioestimulante muy potente, pudiendo intervenir en los procesos fisiológicos naturales de la planta. Se ha descrito que el hidroxitirosol estimula los procesos biológicos de las plantas, mejorando el uso de nutrientes, la tolerancia al ataque de plagas, la respuesta al estrés abiótico y la calidad de la cosecha (Yangui et al., 2010). El hidroxitirosol presente en el aceite de oliva y sus residuos es el principal responsable de sus importantes efectos antioxidantes. El mercado de los bioestimulantes está siendo muy prolífico y aumenta cada año. Los productos con mayor potencial económico son los bioestimulantes que contienen en su formulación aminoácidos, extractos de algas, sustancias húmicas y enmiendas microbianas como principios activos. En 2019, estos productos representaron un valor de 2.6 billones de dólares y se pronostica que para 2025 alcancen alrededor de 5 billones de dólares, con una tasa anual de crecimiento de 11,2% (García-Morales et al., 2021). INNOVACIÓN EN LA VALORIZACIÓN DE SUBPRODUCTOS DE ALMAZARA Con estas premisas, las empresas Orujo Frío y Fyneco han diseñado una

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