HC374-Horticultura

34 FERTILIZACIÓN condiciones, con buena estructura y textura, mayor capacidad para la retención de agua y más materia orgánica y disponibilidad para la nutrición de la planta. Es decir, la orgánica hace la cama, pero no cubre todas las necesidades nutricionales, “necesita mineralizarse”, concluye. Desde el CSIC, José Luis Gabriel da un mayor margen de confianza al abonado orgánico y concibe la posibilidad de enriquecer la tierra exclusivamente con este tipo de materia, porque ya existe con un alto grado de tratamiento y puede llegar a la calidad de los fertilizantes minerales y sintéticos en contenido de nutrientes y homogeneidad. No obstante, admite que la mineral y la orgánica no son excluyentes y que probablemente “la combinación pueda ser lo ideal”. En qué proporción ya sería cuestión de estudio según los casos. Koppert es una empresa especializada en la protección biológica de cultivos que fabrica y comercializa bioestimulantes y otras materias orgánicas de apoyo al crecimiento de las plantas. Uno de sus directores comerciales, Javier Villegas, abunda en la idea de la combinación: “el futuro es una comunión de todos los sistemas para sumar y obtener el mayor número de kilogramos posible con el menor impacto”. De nuevo, “más con menos”, el mantra de nuestros días y, de alguna manera, la versión agrícola del viejo sueño de los matemáticos: la cuadratura del círculo. En este caso, sin embargo, con más posibilidades de conseguirse. La clave, según Villegas, está en el suelo. “Todo empieza en el suelo, y un suelo sano produce una planta sana y resiliente”, dice. A partir de ahí, controlar plagas y enfermedades será más fácil porque la fisiología de la planta colaborará. Se trata de volver a una manera de cultivar que ya conocemos, una reingeniería que no es un paso atrás en el progreso, sino la respuesta a problemas que pueden llegar a ser muy serios, como el “terrible caos de sales” que tienen en Canadá, advierte. “El suelo no lo admite todo, hay que cuidar su estructura y su biología”, añade. Los microcanales de agua donde viven los nemátodos que luchan contra las plagas, por ejemplo. Esto, ahora, es más fácil, porque existe un conocimiento sobre los insumos que antes no había y un enfoque agronómico también novedoso: “actuar antes de tener el problema”. Lo que requiere “criterio”, porque “la química no puede sustituir a la orgánica, que es el sostén de la biota del suelo, que es la que hace eficiente la fertilización”, pero tampoco se puede prescindir de la inorgánica, reflexiona, “si queremos ser productivos”. En Koppert aseguran que los productos químicos nos son malos, sino que se ha hecho mal uso de ellos. También advierten sobre los tratamientos orgánicos: “si no están libres de antibióticos y metales pesados, tampoco valen”. El mal uso, por tanto, es el enemigo. Mónica Sánchez comparte este pensamiento. Es el causante, por ejemplo, de los lavados hacia zonas subterráneas, uno de los “grandes problemas de España”. Pero el mal uso tiene su raíz en el desconocimiento, por eso la responsable de Agronomía de Yara aboga por el trabajo de extensionismo y considera la divulgación de las mejores prácticas “la labor más importante que se puede hacer en estos momentos”. José Luis Gabriel abunda en la idea y la expresa con la sencillez de una práctica bien conocida por todos: “echa un saco más, por si acaso”. “Era barato y los agricultores no querían arriesgarse a perder rendimiento”, explica. Y añade: “ahora han visto que bajando la dosis se puede mantener este rendimiento y que todo lo que se echa de más, se pierde”. Y AHORA… El ser humano fertiliza, de manera lógicamente muy básica, desde prácticamente los inicios de la agricultura. Los primeros tratados que se conocen proceden de la Roma imperial, y desde ahí el procedimiento ha ido creciendo en importancia, complejidad… y necesidad. Porque una cosa es hacer más con menos y otra suspender una práctica que derrumbaría la producción de alimentos. Las hambrunas en Europa provocaron, recuerda Mónica Sánchez, la sintetización del nitrógeno por primera vez en 1905. Javier Villegas, gerente de Departamento Agri y zona Centro en Koppert.

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