HC372-HORTICULTURA 372

35 TOMATE CONCLUSIONES DE LA JORNADA Entre las principales conclusiones de la jornada, los investigadores destacaron que los productores de tomate se enfrentan a un escenario complejo, en el que, junto a la introducción del virus rugoso, deben tener en cuenta otros virus presentes en la zona con los que pueden producirse infecciones múltiples. Además, hay otros factores de riesgo, tales como situaciones, cada vez más frecuentes e intensas, de estrés en las plantaciones, en especial, por periodos prolongados con temperaturas excepcionalmente elevadas, que pueden potenciar los riesgos de virosis o bien que se remonten las resistencias introducidas en algunas variedades. También se puso de manifiesto que, desde que se detectó el virus rugoso en 2015, se ha avanzado de forma muy rápida, en el plano internacional, en cuanto al conocimiento del virus y se han detectado diferentes fuentes de resistencia que se han ido incorporando a variedades comerciales. Por parte del IMIDA, se hizo hincapié en que los trabajos de investigación que están desarrollando “nos están permitiendo entender, para nuestras condiciones de cultivo, la epidemiología y las interacciones que se dan con otros virus de la zona, cuáles son los principales factores de riesgo y las medidas de manejo más viables y eficaces que hay que integrar en su prevención y manejo, incluyendo un mejor conocimiento de los materiales con resistencias, que tan rápidamente se han ido desarrollando por parte de las empresas de semillas, así como poner a disposición de los productores toda la información y estrategias derivadas de los estudios”, concluye Montserrat. EVOLUCIÓN DE VIROSIS EN EL CULTIVO DE TOMATE La aparición de virosis en el cultivo de tomate ha sido especialmente frecuente a lo largo de los últimos años. A finales de los años ochenta del siglo pasado, el virus del bronceado del tomate TSWV causó estragos. Posteriormente, en los noventa, causaron graves daños tanto el virus de la cuchara TYLCV como el del mosaico del pepino dulce PepMV, al margen de otras apariciones que registraron menores repercusiones. Tras las graves consecuencias de la introducción de cada nuevo virus, que puede terminar con determinados productores y empresas, suele haber un periodo de adaptación, en el que se van introduciendo herramientas de manejo que tienden a mitigar sus consecuencias. Esta es la visión del IMIDA, en palabras de Antonio Montserrat, que añade que el caso del virus rugoso no debería ser una excepción. “Gran parte de esa adaptación viene de la investigación: cuanto más rápida e intensa, antes -y con menos daños- se saldrá de la crisis generada y se contribuirá a la sostenibilidad y competitividad de nuestros sistemas de producción”, asegura. Respecto a la posibilidad de afectar a otros cultivos, desde el IMIDA consideran que, en estos momentos, “preocupa la incidencia que el virus rugoso podría tener para las variedades de pimiento que no cuentan con resistencias a tobamovirus, entre las que destacarían las tradicionales utilizadas en las plantaciones de pimiento destinado a pimentón”. Además, hay estudios que han demostrado que las variedades con resistencias al virus rugoso pueden ser afectadas por otros muchos virus, como PepMV, ToCV, ToFBV, ToMV o TYLCV, con los que suelen producirse infecciones múltiples que agravan los síntomas o bien que provocan síntomas muy similares a ToBRFV, con los que pueden confundirse. n En la jornada se constató que los productores de tomate se enfrentan a un escenario complejo, en el que, junto a la introducción del virus rugoso, deben tener en cuenta otros virus presentes en la zona con los que pueden producirse infecciones múltiples.

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