83 A PIE DE CAMPO Así, la cooperativa está formada por 5 socios, cada uno de los cuales posee 2 acciones (10 en total). A final de año, cada socio muestra sus resultados y se reparten los beneficios. Así, si un socio ha logrado el 50% de las ventas de la cooperativa, el 50% de las ganancias son suyas. “Ningún socio pone dinero si a otro le ha ido mal, pero todos perdemos cuando, por ejemplo, un cultivo no se ha cosechado porque la inversión común se pierde”, nos aclaró Rod Bradshow, fundador original de la cooperativa. Con todo, formar parte de este modelo de negocio cuesta 100 dólares canadienses al año, una cantidad más bien simbólica pero con la que los fundadores quieren mantener un modelo cerrado de integración. Y es que pertenecer a Innisfail Growers solo se puede lograr mediante la invitación de uno de los miembros. ¿Por qué? “Para mantener un negocio ordenado y controlado”, señaló Bradshow. Siguiendo esta importante norma, Beck Farms se especializa en el cultivo de zanahorias, aunque también trabajan con pimientos, berenjenas, col, remolacha, eneldo o conservas; Edgar Farms apuesta por cultivos menos tradicionales de la zona como espárragos, guisantes o judías; Upper Green Farms produce única y exclusivamente patatas; The Jungle Farm son conocidos por sus fresas, aunque también cultivan lechugas, calabazas y otros cultivos de invernadero; y Hillside Greenhouses, su último miembro, se especializa en producir verduras para elaborar salsas, aderezos e incluso palomitas de maíz. Cuando los dueños de Beck Farms, Rod y Shelley Bradshaw, fundaron la cooperativa hace 30 años querían ofrecer un producto de valor añadido y dar salida a los cultivos que trabajaban en determinados meses helados: “Estamos en una zona agrícola complicada, con meses de invierno muy duros donde las temperaturas hacen muy difícil cultivar productos y venderlos todo el año, por lo que necesitábamos una nueva estrategia. Sabíamos que nuestros vecinos, por ejemplo, tenían mucha más variedad de cultivos que nosotros, así que teníamos que ofrecer algo distinto. Hablamos con algunos agricultores de alrededor, les interesó la propuesta cooperativista, trabajamos en nuestra estrategia de no competencia interna y apostamos por los Farmers Markets para comercializar nuestros productos”, nos explicó Bradshaw. “Lo que buscábamos era ofrecer productos frescos directamente del campo para que la gente pudiera saborear la diferencia de los alimentos de proximidad y creo que lo hemos logrado”, afirmó el fundador. Y debe tener razón, porque actualmente se pueden encontrar los productos de Innisfail Growers todo el año en más de 20 mercados de todo el país. Pero no todo es fácil: “Como cultivamos todo lo que vendemos en nuestras granjas, solo ofrecemos productos de temporada. Eso hace que debamos trabajar con varios cultivos para tener The Jungle Farms también trabaja con lechugas o calabazas. siempre un producto en el mercado, aunque también ofrecemos líneas de conservas, aperitivos, comidas precocinadas o tartas, todo elaborado con ingredientes propios”. Este modelo cooperativista ha permitido que cada socio plante los cultivos que mejor se adaptan a sus terrenos, utilizando los suelos de la forma más rentable posible y teniendo acceso a tecnología, a formación y material genético que, de forma individual, sería imposible. “Este modelo de negocio nos permite compartir gastos y dividir riesgos, diversificar nuestra producción y ser responsables con nuestro negocio y con nuestra sociedad. No solo estamos aquí para ganar dinero, también para aportar mejoras en nuestro entorno. Por ello, creemos firmemente en la transparencia y ofrecemos experiencias para que todo aquel que quiera se acerque y conozca de primera mano cómo trabajamos. Estamos orgullosos de lo que hacemos y así queremos transmitirlo”, concluyó Leona Staples, educadora y agricultora de cuarta generación en The Jungle Farm.
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