HC367 - Horticultura

69 JORNADAS Surge así una de las cuestiones críticas en la investigación, la transferencia de conocimiento. Esta copresidenta, pues comparte la cabeza bicéfala de la AEEA con su colega Eva Iglesias, reconoce en este caso que la transferencia es difícil, pero que los economistas agroalimentarios trabajan siempre “con el espíritu de mejorar la sociedad”. Mas una cosa es la investigación y otra muy diferente la transferencia, y no todos los investigadores se sienten cómodos en esta actividad, como reconoce Azucena Gracia, jefa de la Unidad de Economía Agroalimentaria del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). El anterior jefe de la unidad, Luis Miguel Albisu, al que todos en este gremio de economistas-investigadores aluden con un respeto casi sacerdotal, insistía, según Gracia, en trabajar con calidad, en hacer publicaciones científicas de nivel y en transferir conocimiento constantemente; “las dos primeras recomendaciones las hemos podido seguir, pero a la tercera no llegamos”, indica. La Academia y el mundo parecen estar distanciados -analiza Brugarolas- pero no lo están tanto. Hay otras disciplinas científicas donde este problema puede ser mayor, ya que en el caso de los economistas agroalimentarios, estos mantienen un contacto continuo con la agricultura y la industria alimentaria porque es su fuente fundamental de información, y esta relación, imprescindible en los abundantes trabajos de campo que se llevan a cabo, acorta las distancias. Esta opinión es compartida por Tomás García Azcárate, miembro de la AEEA y, con toda seguridad, uno de los especialistas más conocidos y reconocidos en el sector, especialmente por los seguidores de la Política Agraria Común (PAC). Según expresa, en economía agroalimentaria la ligazón con el sector es mucho mejor que en otras ramas, porque “se trabaja mucho con la gente”. Si nos preguntamos, en sentido contrario, si el sector se esfuerza por aprender y aplicar lo que los economistas le hacen llegar, la presidenta de la AEEA afirma que no siempre, pero que el diálogo constante que se mantiene, en todo caso, lo facilita. García Azcárate, por su parte, hace hincapié en que la evaluación de las políticas públicas es cada vez más importante y “ahí jugamos un papel relevante”. Este ingeniero agrónomo doctorado en economía agraria lleva vinculado a la PAC desde los años ochenta y durante prácticamente tres decenios ha sido funcionario de la Comisión Europea. Nos recuerda que ahora la CE obliga a integrar la Academia en la evaluación de la política agraria y pone como ejemplo el reciente acuerdo firmado entre el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para hacer el seguimiento y evaluación del plan estratégico español de la PAC. En todo caso, relativiza el papel y la influencia que la ciencia debe tener a la hora de la toma de decisiones. “Nosotros analizamos y llegamos a conclusiones, pero no podemos decidir; como mucho, sugerir”. Es el responsable público o privado (el que se juega el puesto o el patrimonio) el que debe usar la perspectiva, en este caso, económica, junto con otras, y actuar. “Si queremos que nos escuchen, debemos permanecer en nuestro sitio”, concluye. Desde el CITA y abundando en esta idea, Azucena Gracia señala que los análisis macroeconómicos dan orientaciones a medio y largo plazo a los políticos y que las investigaciones microeconómicas como, por ejemplo, las de márquetin, ayudan mucho a los agentes individuales; sobre todo, a los pequeños: “hay asociaciones y pequeños grupos de productores que sin nosotros no tendrían información de mercado”, concluye. El problema que ve es que los economistas dibujan escenarios con cierta holgura, no dan información exacta, sino tendencias que funcionan siempre y cuando no haya episodios como las pandemias, guerras, etcétera, que distorsionan la realidad y hacen saltar por los aires una parte de las certezas. XIV CONGRESO DE ECONOMÍA AGROALIMENTARIA Estas reflexiones se las han hecho a Horticultura en el marco del décimo cuarto congreso de Economía Agroalimentaria celebrado entre el 6 y el 8 de septiembre bajo un calor inesperado, pero con los alicientes de una ciudad de creciente interés turístico y gastronómico y vivificada además por la llegada de la Vuelta Ciclista a España, Zaragoza. Raúl Compés, director de CIHEAM Zaragoza, durante el acto inaugural del XIV Congreso de Economía Agroalimentaria.

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