RIEGO 66 evaluado la detección e identificación de contaminantes orgánicos de preocupación emergente, tales como productos farmacéuticos y de cuidado personal, en los efluentes de las plantas de tratamiento de aguas. Debido a la presencia continua de estos contaminantes en el medio ambiente y a sus posibles efectos negativos sobre los ecosistemas y la salud humana, es fundamental evaluar el posible impacto del uso a corto y largo plazo de agua regenerada para el riego de cultivos. Así pues, con el fin de estudiar la posible propagación y/o acumulación en el agroecosistema agua-suelo-planta de estos contaminantes orgánicos de preocupación emergente, y la exposición humana debido al consumo de hortalizas producidas con agua regenerada, se están llevando a cabo en Almería, desde hace varios años, distintos proyectos de investigación enfocados a valorar los posibles efectos de esta práctica. Para ello, hasta la fecha se han planteado dos tipos de ensayos: uno bajo condiciones controladas (donde las hortalizas eran regadas con una concentración conocida de contaminantes orgánicos con el fin de estudiar las tasas de propagación y acumulación); y otro en condiciones agronómicas reales (donde las hortalizas eran regadas con agua regenerada utilizada por agricultores de la zona con el objetivo de evaluar los posibles efectos/riesgos de esta práctica en condiciones reales). Con el fin de estudiar la distribución y las tasas de acumulación (Figura 9) en las distintas partes de un cultivo (suelo, planta y fruto) de algunos de los contaminantes orgánicos de preocupación emergente y plaguicidas detectados más comúnmente en aguas tratadas, se llevó a cabo un ensayo donde se cultivaron cuatro tipos de hortalizas (tomate, pepino, pimiento y melón) en invernadero. Las plantas se regaron con agua tratada que contenía 70 sustancias químicas (30 para el ensayo del tomate), incluidos antibióticos, antiinflamatorios, analgésicos, anestésicos, ansiolíticos, anticonvulsivos, fungicidas, herbicidas e insecticidas en concentraciones ambientales (~ 1 µg/L, simulando así el peor de los escenarios). La concentración media total de contaminantes detectada en las muestras de suelo osciló entre 14 y 217 µg/kg dependiendo del tipo de cultivo. Las raíces de tomate mostraron un mayor número de contaminantes, seguidas por las de melón, pimiento y pepino con concentraciones totales medias que oscilaron entre 120 y 634 µg/kg. En los frutos recolectados se encontraron entre 5 y 18 contaminantes diferentes según el cultivo, hasta niveles de 23,6 µg/kg en pepino, 12,9 µg/kg en melón, 8,8 µg/kg en tomate y 6,7 µg/kg en pimiento. En general, los frutos de tomate mostraron porcentajes de acumulación de contaminantes superiores a los de los otros frutos (pepino, pimiento y melón) para la mayoría de los contaminantes estudiados. Los porcentajes de acumulación siguieron el siguiente orden: raíz (entre 0,1-1%), hoja (1-3%), fruto (0,2-5%) y por último suelo (13-28%). Figura 9.
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