HC367 - Horticultura

RIEGO 65 La normativa europea y española permite el uso de agua regenerada en el riego de cultivos hortícolas. Sin embargo, estas normativas también establecen la necesidad de realizar controles de calidad en la salida de la planta de regeneración y en todos los puntos de entrega al usuario. Estos controles de calidad deben asegurar que los resultados se mantengan por debajo de los límites establecidos por la legislación vigente. De esta manera, el agua que llega a nuestros campos estará lista para ser utilizada directamente en el riego. La evidencia hasta ahora muestra que si el agua regenerada que recibimos en nuestros campos viene certificada (o con análisis que validan su calidad), podemos utilizarla en el riego sin problemas. No obstante, surge la pregunta: ¿Qué ocurre si almacenamos Aguas Regeneradas en campo? ¿Qué procedimientos debemos seguir para cumplir con los protocolos de certificación? En este caso, se sigue el protocolo del esquema normativo, aplicable a cualquier tipo de agua, ya sea convencional, regenerada, etc. Para cumplir con los requisitos de certificación utilizando Aguas Regeneradas en el riego, es necesario realizar mantenimiento y control de calidad del agua durante el periodo en que se almacena en el campo, como en balsas u otros depósitos. Es importante destacar que este control es aplicable a cualquier tipo de agua almacenada en campo, independientemente de su origen, ya sea de pozo, pantano, regenerada, desalada, etc. El procedimiento de seguimiento y control consta de tres pasos fundamentales: • Paso 1: Realizar una Evaluación de Riesgos (ER) asociados al uso de aguas regeneradas en las explotaciones agrícolas. Esta evaluación debe considerar los peligros por contaminantes físicos, químicos y microbiológicos relevantes del agua utilizada en las actividades agronómicas, teniendo en cuenta el tipo de actividad de la explotación y el uso previsto de lo producido. La ER debe abordar tanto los riesgos medioambientales como los riesgos para la salud humana y animal. Debe determinarse si la calidad del agua es “apta para el propósito”, de acuerdo con el RD 1620/2007 y otras normativas aplicables. Además, la ER debe identificar medidas preventivas para gestionar adecuadamente los riesgos identificados y garantizar la existencia de procedimientos y sistemas de control de calidad adecuados. • Paso 2: Elaborar un Plan de Gestión (PG) del agua de riego que aborde los riesgos identificados en la evaluación de riesgos. El PG debe contemplar todos los riesgos asociados al uso de aguas regeneradas y describir los procedimientos de control de peligros que aseguren que el agua es apta para la producción. En el PG se incluirá un Plan de Control y Seguimiento de calidad del agua regenerada utilizada en los cultivos, con un plan de muestreo del agua. La calidad del agua se evaluará mediante el análisis de muestras tomadas sistemáticamente en todos los puntos necesarios y con las frecuencias mínimas establecidas en el PG. El plan de toma de muestras se basará en el análisis de riesgos de cada explotación agrícola, y, en caso de riesgo alto, puede seguir las directrices del RD 1620/2007 y/o la Directiva Europea. Es importante que el laboratorio encargado de los análisis esté acreditado de acuerdo a la norma ISO 17025. • Paso 3: El agricultor deberá realizar autoevaluaciones internas para asegurarse de que no se incumple ningún límite de aceptación de los riesgos identificados en la ER. Los resultados de los análisis se compararán con las exigencias establecidas en el RD 1620/2007 y demás normativas aplicables. En caso de no cumplir con los valores máximos admisibles o con las exigencias del plan de control y seguimiento, el agricultor deberá adoptar acciones reparadoras inmediatas en caso de incumplimientos graves, o acciones correctivas basadas en los resultados adversos de la evaluación de riesgos, antes del siguiente ciclo de la cosecha. El agricultor debe mantener evidencias de que el PG se ha implementado y que ha sido eficaz en garantizar la calidad del agua regenerada utilizada en el riego. Siguiendo estos pasos y cumpliendo con los requisitos establecidos en la legislación vigente, se garantiza el adecuado uso y manejo del agua regenerada para el riego de cultivos, asegurando la calidad del agua y la conformidad con los protocolos de certificación. Por lo tanto, podemos concluir que es factible utilizar aguas regeneradas para el riego de cultivos hortícolas, siempre y cuando el suministro de agua al agricultor cumpla con la normativa europea y española y esté debidamente certificada. El agricultor deberá cumplir con los requisitos de certificación para el agua de riego, sin importar su origen. Esta certificación de las aguas regeneradas para el riego de cultivos es un ejemplo de cómo podemos trabajar en conjunto para preservar el medio ambiente y asegurar la disponibilidad de recursos hídricos, así como garantizar la seguridad alimentaria. EL AGUA REGENERADA EN LOS CULTIVOS Y SU IMPACTO EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA: LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN El proceso de regeneración de aguas ha permitido que una zona agrícola claramente deficitaria en recursos hídricos como es la provincia de Almería haya experimentado un avance significativo en la última década gracias a estos recursos. Sin embargo, la calidad del agua es claramente la principal amenaza para el futuro de esta práctica. Hasta ahora, varias publicaciones científicas han

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