50 FERTILIZACIÓN la eutrofización de las aguas superficiales y la contaminación de las aguas subterráneas disminuyendo su calidad, lo que también podría provocar restricciones en un futuro en el sector ya que la CHD evaluará tanto la cantidad como la calidad del agua. El problema, continua la orden de la Junta, deriva del exceso uso de fertilizantes nitrogenados. Exactamente 118.000 toneladas de nitrógeno/año por encima de las necesidades reales de los cultivos en Castilla y León. Esto supone un exceso de nitrógeno de 25 kg/ha de superficie agraria útil y un gasto en las explotaciones agri´colas de aproximadamente 23 millones de euros. ¿ACOSTUMBRADOS A SER ZONA VULNERABLE? La zona de influencia de la cooperativa hortícola Horcaol, dedicada en exclusiva al cultivo de zanahoria, se encuentra en los pueblos del sureste de Valladolid y norte de Segovia, localidades que conviven con las limitaciones por ser zonas vulnerables desde 2009, por lo tanto, una comarca con experiencia ante este problema. Inés Calderón es la técnica agraria de la cooperativa. La encargada de que cada agricultor entregue las muestras de tierra y agua para poder realizar el plan de abonado teniendo en cuenta el cultivo anterior, el nitrógeno que ya existe en el suelo, el que se aporta por el agua de riego y la producción que se espera obtener. De hecho, la propia normativa f ija que cuando se calculan producciones superiores a las medias se podrá incrementar la dosis de abonado puesto que el cultivo va a aprovechar esos aportes. También es necesario un aprendizaje y saber en cada momento qué abonos se utilizan. Aunque ha mejorado el conocimiento entre los agricultores de los tipos de fertilizantes nitrogenados, su composición y el momento óptimo de aplicación, Inés Calderón sí reconoce que debe incrementarse esa formación: “El ciclo del nitrógeno va en función de las temperaturas, el agua que aportes y el tipo de suelo, y antes probablemente se abusaba del ‘por si acaso’ tanto en el nitrógeno como en el agua necesaria”. “El agricultor se ha hecho más profesional y ahora somos más conscientes de lo que echamos”, corrobora Javier Alonso, agricultor en Fuente el Olmo de Íscar (Segovia) y socio de Horcaol, pero a la vez se muestra preocupado por cómo crece la lista de productos prohibidos para su utilización en el campo y el riesgo de pérdida de rentabilidad que puede producirse. Inés Calderón se expresa en el mismo sentido: “Todos nos preocupamos por el medio ambiente, pero no solo puede ser prohibir, hay que ofrecer alternativas que compensen esa reducción de rentabilidad. Si al final aquí no compensa producir e importamos productos de fuera para poder competir, se van a cargar la agricultura en España”. Javier Alonso identifica otro problema creciente: la burocracia. Las zonas vulnerables tienen una carga superior de cumplimiento de papeles. Tiempo que debe restar a otras tareas, por ejemplo las del campo, o generar un gasto nuevo y hacerlo de forma externa. Papeleo extra que se une a la necesidad de que un técnico realice los planes de abonado. “Nos están obligando a que cada agricultor tenga un técnico a su servicio y eso tiene un coste. Al final -explica Javier Alonso- la agricultura se dirige a grandes explotaciones que pueden permitirse esos gastos, incluso las administraciones lo prefieren porque se reducen interlocutores”. “Nos están obligando a que cada agricultor tenga un técnico a su servicio y eso tiene un coste. Al final -explica Javier Alonso- la agricultura se dirige a grandes explotaciones que pueden permitirse esos gastos, incluso las administraciones lo prefieren porque se reducen interlocutores”.
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