HC361 - horticultura

RIEGO 59 suelo, alterando en gran medida la estructura de este al menos al inicio del ciclo, eliminando raíces activas. La variación del contenido de agua entre ciclos de riego a varias profundidades nos permite identificar la zona activa de absorción de agua y nutrientes por el cultivo, y su posible lixiviación. En base a este criterio se determina el tiempo de riego óptimo, que se ajustará para hacer coincidir la profundidad alcanzada por el agua de riego y el sensor considerado más activo. Los sensores instalados bajo esta zona no debieran de detectar el agua, permaneciendo su contenido volumétrico de agua inalterado, a excepción de la ocurrencia de lluvias intensas o movimiento del nivel freático que haga variar su medida. El tiempo de riego determinado, además de minimizar la lixiviación de agua y nutrientes bajo el sistema radicular, debe asegurar una correcta lateralización del bulbo de humectación y el desplazamiento de sales. Considerando estos principios el tiempo de riego debiese ser lo más constante posible durante el ciclo de cultivo. En el gráfico 2 (ver Figura 2), una vez seleccionados los sensores activos en la plataforma, ubicados junto al sistema radicular, se genera automáticamente el gráfico-sumatorio, que corresponde a la suma de los sensores activos determinados en el panel anterior. En este gráfico se establecen las líneas de manejo o gestión para el riego: fin de riego (FR), capacidad de campo (CC) e inicio de riego (IR), este último también denominado agotamiento máximo permisible. Para determinar la frecuencia de riego, es fundamental conocer la capacidad máxima de almacenamiento de agua en el perfil del suelo. La capacidad de campo es la cantidad de agua retenida en el suelo después de que el exceso de agua se haya drenado y la tasa de movimiento descendente del agua haya disminuido significativamente, lo que suele ocurrir dentro de los 2 o 3 días posteriores a una lluvia o riego en suelos de estructura y textura uniforme [18]. En base a este principio, cualquier riego aplicado que suponga exceder la capacidad de campo del suelo, promoverá lixiviación de agua y nutrientes, y generará condiciones de hipoxia a las raíces. En explotaciones comerciales la capacidad de campo se podría estimar sobre el punto de estabilización del contenido de agua posterior a un riego elevado, en condiciones de baja evapotranspiración. Este valor puede ser estimado en cada sensor, sobre todo en suelos con varios horizontes, y visualizado de una manera sencilla en el perfil completo, a través del segundo gráfico. Existen dos metodologías validadas y complementarias para determinar el punto de inicio de riego mediante la variación del agua en el suelo monitorizada con sensores. La primera se basa en determinar un agotamiento máximo permisible respecto a la CC, al establecer como umbral de riego el momento en el que el contenido de agua ha disminuido un porcentaje determinado respecto a CC, es decir, aproximadamente un 10-20 ó 20-30% de CC para hortalizas y frutales leñosos, respectivamente. Este valor dependerá del sistema de riego empleado, tipo de cultivo, fenología, presencia de cubiertas vegetales, etc. La segunda metodología consiste en relacionar el nivel de desecamiento Figura 2. Panel de plataforma IRRIMAN con información en continua y en tiempo real para la toma de decisiones del riego.

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