HC360 - horticultura

POSTCOSECHA / CONGRESO IBÉRICO MADURACIÓN Y POSTCOSECHA 87 INTRODUCCIÓN Uno de los mayores retos para la agricultura del siglo XXI es el desarrollo de sistemas sostenibles y respetuosos con el medio ambiente para hacer frente a la necesidad de alimentar a la creciente población mundial. Con la disminución de la superficie de tierra cultivable, la única forma de lograr este objetivo es aumentando el rendimiento de los cultivos y protegiendo lo que producimos, junto con reducir el consumo de energía y utilizar los recursos de manera más eficiente, es decir producir “más con menos” (FAO, 2012). Al mismo tiempo, se debe mejorar la calidad de los cultivos, particularmente en entornos de cultivo desfavorables. Las plantas se encuentran en su hábitat natural sometidas a diferentes tipos de estrés tanto bióticos (hongos, bacterias y virus) como abióticos (radiación ultravioleta, salinidad, altas y bajas temperaturas, ozono y sequía), lo que afecta a la producción del cultivo. Las plantas no son testigos pasivos frente a la avalancha continua de estos estreses, y al igual que otros organismos, se defienden mediante la activación de varios mecanismos (Figura 1). Sin embargo, los reguladores del crecimiento vegetal pueden desempeñar potencialmente un papel fundamental en la regulación de las respuestas de las plantas a diversos estreses abióticos y, por lo tanto, contribuyen a la adaptación de las plantas en entornos adversos. Estos reguladores de crecimiento son cruciales para controlar la adaptación al estrés a través de modular cambios fisiológicos, bioquímicos y procesos moleculares y activar los sistemas de defensa (Savides et al., 2016). Investigaciones recientes han demostrado un proceso de señales de tipo químico que actúan como sensores de estrés e inductores de señales de estrés en plantas. Este proceso se puede obtener mediante la aplicación de elicitores, que son compuestos de bajo peso molecular que imitan a un estímulo de estrés abiótico u otros factores bióticos. Sobre la base de su origen, hay dos grupos distintos: elicitores bióticos y abióticos (Figura 2). Las últimas décadas han sido testigos de un tremendo crecimiento en el uso de elicitores en la agricultura, por lo que el Consejo Europeo de la Industria de los Bioestimulantes, y con el objetivo de un marco legal para la comercialización de estos productos, los definió como “Sustancia(s) que contiene(n) y/o microorganismos cuya función cuando se aplica a las plantas para estimular los procesos naturales para mejorar/beneficiar la absorción de nutrientes, la eficiencia de nutrientes, tolerancia al estrés abiótico y la calidad del cultivo” (EBIC, 2012). En este trabajo se presentan resultados de elicitores de naturaleza química, pero de origen natural considerados reguladores del crecimiento, como melatonina y el ácido γ-aminobutírico (GABA). Los elicitores aplicados en precosecha inducen cambios morfológicos, fisiológicos y bioquímicos que pueden afectar a la producción y calidad de frutos, así como modular los compuestos bioactivos con actividad antioxidante. En la actualidad, los consumidores demandan alimentos más sanos, a la vez que frescos, seguros y duraderos. MELATONINA La melatonina es una molécula de señalización multifuncional que se distribuye de forma ubicua en diferentes Figura 2. Clasificación y tipo de elicitores.

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