HC357 - horticultura
50 ALGARROBO PERSPECTIVAS Y CONSIDERACIONES FINALES En las últimas décadas el cultivo del algarrobo español ha sufrido una gran disminución de la superficie cul- tivada y de las cosechas, pasando de las 200.000 toneladas (en los años 70 del siglo pasado) a las fluctuantes cosechas actuales de 50-80.000 toneladas. Con el propósito de mejorar la situación productiva descrita, en el año 2012, se constituyó la asociación 'Empresas Innovadoras Garrofa' (EiG), como entidad nacional más impor- tante en la defensa y fomento del cultivo del algarrobo, que de momento incluye a 20 empresas del sector, las cuales representan a productores de dos cooperativas de segundo grado, troceadores industriales y fábricas de goma de garrofín. En relación al futuro del cultivo del algarrobo frente al cambio climático, comentar que en el año 2016 se publicó un trabajo, financiado por EiG, sobre el 'Balance de carbono en plantaciones de algarrobo' (Pérez-Pastor et al., 2016), observándose que esta especie tenía una alta eficiencia fotosintética, ideal para absorber CO 2 de la atmós- fera. Los datos obtenidos indicaron que las plantaciones tradicionales de algarrobo presentan un balance neto de carbono positivo, cercano a las 5,4 toneladas de Carbono equivalentes/ha/año que, extrapolado al total de superficie cultivada en España (alrededor de 45.000 ha), representa un secuestro total anual de unas 250.000 tn C equivalentes. Estos resultados sugieren un potencial prometedor de las plantaciones de algarrobo para mitigar el cambio climático, ya que fueron responsables de la asimilación directa de grandes cantidades de carbono de la atmósfera, comparables, o incluso superiores, a otros cultivos leñosos. En un futuro este cultivo podría llevar un etiquetado de 'Bajo en carbono'. La aparición en el sector de la citada organización, junto con la creación en el 2017 de un Grupo Operativo del Cultivo del Algarrobo (GOCA), además de las actuales buenas perspectivas comerciales de la garrofa, puede favorecer el aumento de la producción española y fomentar la imagen positiva del cultivo del algarrobo en nuestro país y de los productos que de él se obtienen, incidiendo en aspectos relacionados con la biodiversi- dad, medioambiente, sostenibilidad, y salud, al tratarse de un fruto desecado que desde antiguo se ha utilizado en la dieta mediterránea. de apoyo para favorecer el crecimiento vegetativo y la entrada en producción y, en árboles adultos, se recomien- dan dosis entre 1.500-2.000 m3/ha, según su volumen de copa y niveles de cosecha, y aplicadas preferente- mente entre los meses de abril y julio. Durante este periodo se producen dos procesos fenológicos importantes, la inducción floral y el crecimiento-madu- ración del fruto. Con las citadas dosis se ha observado un mayor desarrollo vegetativo, incremento productivo, y mayor peso del fruto. En fertilización, la escasa bibliografía destaca los beneficiosos efectos del abonado nitrogenado sobre la vege- tación y el incremento productivo, al ser el algarrobo una leguminosa arbó- rea. En plantaciones comerciales con producciones medias de unos 50-100 kg/árbol, se recomiendan dosis aproxi- madas por hectárea de unos 50 kg N, 20 kg P 2 O 5 y 50 kg K 2 O, fraccionando principalmente el N entre la prima- vera y principios del otoño. El potasio se tiene que aplicar entre finales de mayo y junio, para mejorar la calidad del fruto. Es importante realizar aná- lisis de suelo y foliares para ajustar mejor el plan de abonado. La recolección se realiza manualmente a finales de verano o principios de otoño, según variedades y zonas. Constituye el coste más importante del cultivo. Esta operación se está mecanizando en algunas plantacio- nes de Tarragona. En los algarrobales tradicionales, la garrofa se derriba por 'vareo', con ayuda de palos o cañas, y se recoge manual- mente del suelo o mediante lonas de plástico colocadas debajo del árbol. En las comarcas del sur de Tarragona y norte de Castellón es corriente ver el algarrobo asociado con el olivo, y se beneficia de la preparación del terreno que se practica en el olivar, con pases de rulo para compactar los suelos. Este pro- cedimiento facilita el uso de 'máquinas de pinchos' adaptadas para recolectar las garrofas del suelo. Las necesidades industriales requieren variedades mixtas con un buen equilibrio pulpa/semilla, con rendimientos en semilla que superen el 15 %
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