HC355 - horticultura
FRUTA DE HUESO 53 Figura 1. Las variedades de ciruelo japonés presentan gran variabilidad en el color del fruto, tanto en la piel como en la carne. de tener determinadas funciones en los órganos vegetales en los que se acumulan, son beneficiosas para la salud humana, lo que convierte a los frutos rojos en alimentos deseados por los consumidores. El mecanismo por el cual las plantas sintetizan y acumulan antocianinas es complejo e implica la actividad conjunta y en cascada de múltiples genes, entre ellos algunos de la familia MYB10. Éstos se activan por procesos metabólicos (como la maduración) y ambientales, iniciando la acción en cascada de diversos genes hasta llegar a la síntesis final de pig- mentos. En este trabajo identificamos el gen MYB10 que determina el color rojo-azul-morado de la piel del fruto del ciruelo japonés (PsMYB10.1) y diseñamos un marcador capaz de predecir de qué color será el fruto a partir del ADN foliar. Este marcador puede utilizarse en plantas jóvenes, incluso recién germinadas, años antes de que produzcan el primer fruto. El marcador también es capaz de deter- minar qué alelos portan los padres y, por lo tanto, la segregación esperada en la descendencia. El uso de este marcador en programas de mejora ayudará a seleccionar los parentales y a optimizar el proceso de selección y obtención de nuevas variedades. INTRODUCCIÓN Producción de ciruelo japonés y obtención de nuevas variedades En España se dedican alrededor de 14.800 ha al cultivo del ciruelo, con una producción de anual de alrede- dor de 179.000 toneladas (FAOSTAT, 2019). Las comunidades con mayor producción son Extremadura, seguida de Andalucía, región de Murcia, Comunidad Valenciana y Aragón (MAPA, 2021). El ciruelo japonés es una de las dos especies principales de ciruelo comercializadas. Las variedades de esta especie están adaptadas a climas templados y subtropicales y se utilizan principalmente para el mercado en fresco. La otra especie es el ciruelo europeo, que está más adaptada a climas frescos y templados y sus frutos se consumen secos o en mermeladas. El ciruelo japonés se deriva principal- mente de la especie silvestre Prunus salicina , la cual se ha ido cruzando con diferentes especies de Prunus para producir las variedades que ahora encontramos en el mercado. Estos cru- zamientos interespecíficos, juntamente con la autoincompatibilidad natural de la especie, han proporcionado al cultivo gran diversidad varietal, espe- cialmente en lo que respecta al color del fruto. Desde 1957 se ha solicitado el registro y/o la inclusión en listas nacionales de más de 865 nuevas variedades de ciruelo japonés en todo el mundo, de las cuales el 77% han sido aprobadas o están en proceso de evaluación. En la actualidad 479 de éstas están sujetas a protección, 275 de ellas en Europa y concretamente 30 en España (CPVO, 2021). En general, los principales objetivos de los programas de mejora de ciruelo japonés son maduración temprana, bajas necesidades de frío, resistencia a enfermedades y calidad de fruto. La apariencia del fruto, incluyendo el color de piel y carne, son determinantes en el proceso de selección. Las antocianinas y el color de los órganos El color y tonalidad que va desde rojo a morado de la piel de las ciruelas se debe a la presencia y acumulación de un pigmento antioxidante de la familia de los flavonoides llamado antocia- nina. La ausencia de este pigmento se traduce en frutos de piel amarilla o verde. Estos pigmentos no se encuen- tran solamente en los frutos, sino que también se acumulan en diferentes órganos de muchas especies del reino vegetal, donde realizan diver- sas funciones. Por ejemplo, en flores fomentan la polinización, mientras que en frutos su dispersión. En hojas y tejidos vegetales en general, tienen un efecto foto-protector y participan en la recuperación frente diferentes lesiones (Winkel-Shirley, 2002; Gould, 2004). Se ha demostrado que, debido a su capacidad antioxidante, las antociani- nas no sólo tienen efectos beneficiosos en las plantas, sino que cuando se incorporan a la dieta humana apor- tan cualidades saludables. Entre esas cualidades se encuentra su actividad anti-inflamatoria y la prevención de enfermedades cardiovasculares, obe- sidad y diabetes (Khoo y col., 2017). En algunos frutos los consumidores asocian el color rojo con madurez, mejor sabor y aroma. Así pues, el color del fruto tiene un impacto importante en el consumidor, que además de bus- car fruta de buena calidad gustativa y con buena apariencia, cada vez más opta por alimentos de alta calidad nutricional. Por lo tanto, hay un inte- rés considerable en obtener nuevas variedades con diversidad en color,
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