HC354 - horticultura
23 DOSSIER: FRUTA DE HUESO a factores como el encarecimiento de la mano de obra con respecto a otras zonas productoras del país, la fuerte competencia de países terceros con costes de producción más bajos, y las nuevas tendencias hacia la liberaliza- ción de los mercados internacionales. Existen también factores técnicos que limitan la viabilidad de este tipo de cultivo, entre ellos, la lucha contra las heladas. Desde el punto de vista económico los daños ocasionados por este tipo de sucesos son evidentes, y aunque existen herramientas financieras como los seguros agrarios para cubrir riesgos meteorológicos, éstos sólo alcanzan a cubrir parte de los costes, perdiéndose otros muchos, y lógicamente el bene- ficio que origina la comercialización. Sin embargo, los costes sociales son aún mayores, pues no hay ningún tipo de compensación a la pérdida de los jornales que implica la pérdida de una cosecha. Las heladas son, por tanto, un componente importante a la hora de explicar la deslocalización de un cultivo de tanto valor para Andalucía Occidental, y más concretamente, para la Vega del Guadalquivir. En la actualidad, existen tres sistemas antiheladas que se aplican conmayor o menor éxito en distintos cultivos, entre ellos la fruta de hueso, para evitar en la medida de lo posible los daños oca- sionados por las heladas: ventiladores o torres de viento, riego por aspersión y uso de calentadores (velas). Las hela- das dañinas en frutales de hueso en la Vega del Guadalquivir se producen por “heladas negras” o heladas por convección donde no existe inversión térmica cerca del suelo. Las torres de viento sólo son efectivas en situación de “helada blanca” o helada por radiación, donde sí existe una inversión térmica, donde el aire frío, más denso, se acu- mula cerca del suelo. En situación de “helada negra”, la que nos ocupa, no hay inversión térmica, y además el aire es muy seco, aumentando los efec- tos del frío -la temperatura interna del vegetal puede estar entre 3 y 4 °C por debajo a la temperatura del aire-. En esas condiciones, las torres de viento no actúan y no permiten reducir la incidencia del frío. El riego por aspersión se descarta por el bajo número de heladas (inversión mínima demasiado alta) en la zona, así como el riesgo de asfixia radicular. Es por ello que la práctica la totali- dad de los calentadores utilizados en las fincas de frutales de la Vega del Guadalquivir consisten en unas latas de derivados de parafina, con mechas de cartón, que se distribuyen a lo largo de las plantaciones. Las latas tienen unos 5 litros de combustible, y su dura- ción está entre las 8-10 horas. Al ser latas son muy fáciles de distribuir y de almacenar, lo que implica una gran ventaja comparativa con respecto a otros métodos, además su coste no es elevado. Al ser inputs que se utilizan de manera esporádica es elemental su fácil manejo y la posibilidad de almacenaje. Cuando se prevén ries- gos importantes de helada en estados fenológicos sensibles, se encienden en la cantidad y por el tiempo que
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