23 COMUNICACIÓN La psicología es la que crea la economía. La grandeza y la integridad, la resiliencia, lo que trabajas contigo mismo y con tus equipos de trabajo condiciona procesos y resultados. Ante esta situación, hay personas que son creadoras de buena suerte a partir de valores que quieren fomentar. Cuando un equipo integra una serie de valores positivos está generando un conjunto de hábitos a partir de esas virtudes en acción, y eso genera el talento. Según se le atribuye a Séneca, “la buena suerte es el lugar en el que confluyen la preparación y la oportunidad”. Ahora, más que nunca, es momento de tomar consciencia y de conjugar esta fórmula. La oportunidad viene de ser oportuno – no es lo contrario a la amenaza–, es decir, la capacidad o voluntad para aprovechar una situación que se genera en el tiempo. La oportunidad depende del azar, no está bajo nuestro control, pero un hecho azaroso lo podemos convertir en oportunidad y por tanto podemos trabajar la buena suerte, que es el resultado de la consciencia y los valores en acción. En cuanto a la preparación, es una variable endógena y cada uno de nosotros la puede preparar. En este sentido, cuanto mayor es la preparación, menor es el azar: cuanto mayor es la preparación en nuevos materiales, en nuevos soportes, en nuevos sistemas de gestión e impresión, la empresa se vuelve mucho más poderosa a la hora de lidiar con la realidad, y más todavía si es una situación complicada. Tú eres la causa de tu buena suerte si tienes la decisión y determinación de tomar las riendas de tu liderazgo para una transformación consciente. LOGRAR ¿Cuál es la dialéctica que podemos desarrollar para avanzar en situaciones de desafío? Con una mirada de confianza mutua podemos empezar a crear. Debemos prestar atención a lo que nos está frenando a crear algo nuevo, el principal factor de fracaso es el éxito mal digerido. ¿Crees que hay algo en tu negocio que te aferra a una falsa seguridad y no te deja moverte? ¿En qué campos podemos identificar nuevas oportunidades? Lo que transforma la vida son los pequeños hábitos. La cuestión es tener foco y definir un hábito que te lleve a una transformación, sabiendo que unas veces ganarás y otras aprenderás. Lo importante es darte cuenta que las adversidades y el sufrimiento puede ser productivo y generativo, pero para ello tenemos que reflexionar, porque no hay sabiduría sin reflexión. Debemos detenernos con nuestro equipo para enfocar hacia dónde nos dirigimos. Y eso implica pasar de vivir de la certidumbre inconsciente a la incertidumbre consciente. El cambio supone una necesidad frente a una resistencia. Por eso, en momentos como los que hemos vivido surge miedo, pereza, pero el cambio supone una transformación porque la transformación es cambio con sentido. Y la pregunta que nos tenemos que hacer es el para qué, porque lo que nos da fuerza es lo que queremos llegar a ser. Una regla a aplicar, no solo en nuestra vida personal, sino también en nuestro trabajo, es el principio de Pareto, también conocido como la Regla del 80/20 (o 20/80), que establece que, de forma general y para un amplio número de fenómenos, aproximadamente el 80% de las consecuencias proviene del 20%de las causas. En este sentido, debemos preguntarnos qué podemos dejar de hacer. Por ejemplo, el 20% de la ropa que tienes te la pones el 80%. Desde el análisis de los clientes, quédate con aquello que te aporte valor, simplifica para multiplicar tu eficacia, repara y cuida lo que ya tienes –una relación con tu cliente, un empleado descontento–, y empieza con hábitos que te permitan mejorar las dinámicas de trabajo con tu equipo o generar nuevas oportunidades de negocio. ¿Qué necesitamos a nivel organizativo tras la crisis generada por la pandemia? Personas inteligentes con capacidad de autocrítica humilde y amable para la mejora continua de todos, mayor consciencia, voluntad de mejor continua, personas flexibles, que piensen en el bien común, entusiastas, apasionadas, con gran capacidad creativa y con longanimidad, una palabra muy olvidada, pero con un gran valor: grandeza y constancia de ánimo en la adversidad. Y es que no debemos descuidar que la calidad de los procesos está directamente relacionada con la calidad humana de las personas. COMUNICAR ¿Cómo estamos haciendo sentir a nuestro cliente, a nuestro proveedor, a nuestro entorno o a nuestra familia? Las cosas, al hacerse, se dicen solas. El filtro socrático de la verdad, de la bondad y de la utilidad son fundamentales si queréis construir calidad personal y profesional. El prestigio y la reputación no tienen precio y aquí la comunicación es clave: tiene que estar basada en la honestidad, en la utilidad y en la bondad del beneficio mutuo. Es una garantía para multiplicar de manera extraordinaria el vínculo en las relaciones, sean personales o profesionales. Para concluir, quiero lanzar 5 reflexiones finales: • Crea una pandemia de valor humano: curiosamente covid empieza con co. Focalízate en crear confianza, compromiso, colaboración y correspondencia • Genera una cultura de confianza y compromiso constante • Incrementa la batería de formas de comunicación: la tecnología nos ha facilitado este camino sin olvidar el vínculo que nos une • Adopta una mentalidad de ensayo, error y aprendizaje a alta velocidad • Crea una cultura personal y corporativa poderosa • Y recuerda: pies en el suelo y cabeza en las estrellas. n
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