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y otros sistemas basados en energías renovables. La red propone que esta medida debería hacerse efectiva antes de 2029, idealmente en 2025. La red 'Gas no es solución' también advierte de los mitos y trampas en torno al hidrógeno verde en los hogares. Pese a lo que muchas voces en la industria quieren hacernos creer, el hidrógeno y otros gases de base hidrógeno no llegará a tu casa ni por tubería ni en bombona. El hidrógeno no es combustible de uso común, no es práctico ni rentable, pero sobre todo no es seguro para la cobertura de nuestras demandas energéticas, es decir, para usarlo en casa. Independientemente de que cambiemos la red y pongamos sistemas especiales para evitarlo, una red de hidroductos sería mucho más cara, peligrosa y más emisora que la actual de gas. Solamente una combinación de mejorar en el aislamiento, bombas de calor/aerotermia eficiente y autoconsumo solar en las viviendas podrían asegurar en un futuro la autonomía energética y hogares vivibles en invierno y en verano. Por tanto, el futuro de la calefacción en los hogares pasa, exclusivamente, por la electricidad y las energías renovables para la cobertura de las necesidades de climatización y ACS (agua caliente sanitaria). Las • Establecer un plan de cierre progresivo de la infraestructura de distribución de gas para el sector residencial en 2035. A medida que escalan los sistemas de calefacción renovables disminuirá la demanda de gas fósil, se debe comenzar el debate de cómo realizar el desmantelamiento de la red gasista sin dejar atrapadas a las personas en estado de vulnerabilidad en los precios volátiles del gas. • Establecer una prohibición de instalación de nuevas calderas de gas (incluidas las híbridas o certificadas como 'hydrogen ready') en 2025. 10 países europeos ya tienen previsto prohibir la instalación de calderas de gasóleo y gas en edificios nuevos o existentes. • Establecer una tarifa social para la energía y los suministros básicos con una demanda mínima gratuita, financiada a través de una fiscalización activa de los ingresos de las empresas gasistas y petroleras. • Reorientar las subvenciones de las calderas de gasóleo y gas hacia la calefacción renovable. • Implementar un cambio masivo de calderas de gas por sistemas térmicos renovables ya existentes y maduros tecnológicamente, como la bomba de calor, la aerotermia, la solar térmica, etc. • Establecer un plan de rehabilitación de edificios ambicioso, con estándares de eficiencia energética y que priorice a las personas en estado de vulnerabilidad y precariedad energética. • El establecimiento de un tope o limitación al precio del alquiler, así como unos requerimientos mínimos de habitabilidad y eficiencia térmica. • Fomentar las comunidades energéticas, impulsadas por la ciudadanía, que incluyan servicios energéticos con perspectiva térmica y eléctrica.  diferentes tecnologías renovables, disponibles y ya maduras, son una solución eficaz y probada, en función de las condiciones climatológicas locales, todas ellas combinadas con la electrificación de los consumos de los edificios, al tener la energía renovable un precio bajo en comparación con el actual y el futuro de los combustibles fósiles. Para evitar que se sigan desviando fondos públicos en dirección contraria de la lucha contra el cambio climático, desde 'Gas no es solución' proponemos las siguientes medidas para acelerar la descarbonización de nuestros hogares, priorizando a los más vulnerables: • El cese inmediato de toda financiación pública para nuevas infraestructuras de gas fósil o su reconversión en hidroductos (para transportar hidrógeno) a escala nacional y regional. Incluida la subvención de redes capilares de gas en pueblos y ciudades, centrales satélites de regasificación y calderas domiciliarias y/o colectivas. • Dejar de f inanciar con fondos públicos la transformación de inf raestructuras gasistas de transporte y distribución para el hidrógeno hasta que no exista un estudio de la demanda real de este gas a futuro. TRIBUNA DE OPINIÓN 73 Solo la combinación de mejor aislamiento, aerotermia eficiente y autoconsumo solar en las viviendas podrían asegurar en un futuro la autonomía energética y hogares habitables en invierno y en verano

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