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señaló Joan Batalla. “El despliegue de este enorme potencial, no solo aportaría una gran riqueza a la economía nacional, sino que contribuiría a solucionar dos desafíos históricos de nuestro país: la gestión eficiente de los residuos y el reto demográfico en la España vaciada”. Además de calcular el potencial de producción de biometano a nivel nacional, el estudio también ha identificado la capacidad de cada comunidad autónoma. Para ello, se ha tenido en cuenta la tipología de residuos disponibles, su cantidad, la densidad de población o la superficie destinada a actividades primarias, entre otros. Como se ha visto, el sector primario tiene un gran peso en el potencial, por esa razón las comunidades autónomas con más posibilidades son Castilla y León, con 37,78 TWh/año, Andalucía, con 23,62 TWh/año, y Castilla-La Mancha, con 20,37 TWh/año. Entre las tres, acaparan la mitad (50,2%); le siguen Aragón, con 17,62 TWh/año, y Cataluña, con 14,46 TWh/año. BARRERAS Y RETOS De cara a materializar este potencial, el informe también ha identificado las barreras y los retos que España debe superar. “Si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para Joan Batalla, presidente de Sedigas, durante la presentación del informe El estudio ha identificado un potencial de 163 TWh/año, muy por encima de las cifras calculadas por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (Idae) en 2018, que situaba el potencial de biometano entre 20 y 34 TWh anuales, según detalló Naiara Ortiz de Mendizábal, secretaria general de Sedigas. Esta diferencia radica en que los datos del Idae no incluían los cultivos intermedios, así como los residuos forestales y otros biológicos de más difícil aprovechamiento, pero con un gran potencial, que ahora sí han sido considerados. De hecho, el estudio elaborado por Sedigas ha tenido en cuenta los distintos recursos que intervienen en la producción de biometano, de tal manera que el 36,1% de los 163 TWh/año proceden de los cultivos intermedios; la biomasa forestal residual se sitúa en segundo lugar, con un 17%; la ganadería y la agricultura aportan el 15,6% y el 15,2%; los vertederos son responsables del 5,4%, seguidos de la fracción orgánica de residuos sólidos urbano (FORSU), que genera el 4,9%; en último lugar se sitúan el sector agroalimentario y las estaciones de depuración de aguas residuales (EDAR), con una aportación del 3,9% y el 1,8%, respectivamente. Para desarrollar toda esta capacidad, se necesitarían 2.326 plantas de biometano —actualmente sólo hay cinco plantas inyectando biometano a la red—, cuya construcción requeriría una inversión de 40.500 millones de euros —el equivalente al 3,6% del PIB— y la generación de 61.941 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento. “Los resultados de este informe ponen de manifiesto la oportunidad que España tiene ante sí para erigirse como una de las principales potencias energéticas de la Unión Europea de la mano de los gases renovables”, Potencial de producción de biometano por materia prima. “El biometano cuenta en España con un enorme potencial reconocido por la Unión Europea, pero en número de plantas estamos a la cola de Europa. El despliegue de este potencial necesita un plan nacional más ambicioso”, lamentó Joan Batalla, presidente de Sedigas 66 BIOENERGÍA

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