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"Sólo con una buena planificación y preparación la recarga del vehículo eléctrico podrá integrarse perfectamente en las grandes ciudades" En este último caso, la mayoría de estos cargadores deberían estar conectados a un sistema ‘backoffice’ que facilite su gestión. Uso de los parkings privados y públicos como espacio preferente para la recarga. Tanto los parkings privados de edificios y condominios como los públicos o semipúblicos deberían dotarse de la suficiente infraestructura de recarga para hacer frente al ritmo de crecimiento de la venta de vehículos eléctricos. En el caso del aparcamiento privado dotándose de, cuanto menos, la preinstalación eléctrica para un 15% del total de plazas ocupadas y aumentando su porcentaje acorde al índice de crecimiento del parque de vehículos eléctricos de la ciudad. En el caso de aparcamiento público o semipúblico la recarga debería ir ganando peso hasta convertirse en un pilar del modelo de negocio, ofreciendo la recarga de vehículo eléctrico como un servicio de valor añadido. Para este entorno, la tipología de los puntos de carga debería ser más heterogénea, proveyendo un escalado de cargadores que fueran desde los 7,4kW hasta los 50kW. Los cargadores de baja potencia ocuparían el 20% de las plazas disponibles mientras que los de 25kW y 50 kW estarían disponibles en pequeña medida (por debajo del 5%). Apuesta por la alta potencia en la vía pública. La vía pública debería concentrarse en carga de alta potencia para dar servicio a recargas esporádicas y de corta duración (desde los 50kW hasta los 150kW). Los puntos deberían repartirse en función de la densidad de población y de la disponibilidad de plazas en la calle para el estacionamiento, evitando su instalación en espacios de alta densidad de peatones, así como procurando una óptima integración con el mobiliario urbano, acomodándose correctamente al espacio público. En paralelo, la instalación de infraestructuras de recarga múltiple (también conocidas como ‘hubs de carga’), ubicadas estratégicamente en los nexos de las principales vías urbanas, deberían dar servicio a una mezcla de cargadores de entre 25kW y 300kW de potencia. Será sólo gracias a una buena planificación y preparación que la recarga de vehículo eléctrico podrá integrarse perfectamente en las grandes ciudades permitiendo, no sólo una mejor gestión de la misma, sino allanar y hacer atractivo el camino hacia la implantación definitiva de la electromovilidad. 

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