FY69 - Futurenergy

Movilidad Eléctrica | E-Mobility FuturEnergy | Abril-Mayo April-May 2020 www.futurenergyweb.es 79 En lo económico, la gran palanca para la recuperación tras la crisis provocada por la pandemia es el PactoVerde europeo, algo en lo que parecen estar de acuerdo los políticos populares, socialistas, liberales, verdes y la Izquierda Unitaria, que están pidiendo a los líderes europeos un plan ambicioso conjunto para hacer frente a la crisis del coronavirus. El teletrabajo, la intermodalidad en el transporte para evitar la masificación del transporte público y el uso de vehículos cada vez más ecoeficientes serán tres claves de la movilidad post COVID19, donde el vehículo eléctrico está llamado a jugar un papel fundamental, no solo como promotor de una movilidad descarbonizada, sino también porque es el único sistema de propulsión capaz de interactuar con el sistema eléctrico para impulsar las energías renovables, la generación distribuida, el almacenamiento energético y el autoconsumo; cuatro ejes de la eficiencia energética fundamentales en un mundo cada vez más electrificado y que reclama mantener su calidad de vida pese al incremento de la población. En este sentido, las soluciones de movilidad compartida eléctrica se presentan como alternativas de esa intermodalidad, que buscará desplazamientos más seguros pero que además son un instrumento necesario para hacer frente a una realidad económica que pondrá de relieve varias debilidades. Entre ellas, el menor poder adquisitivo de gran parte de la población, que fruto de las consecuencias del coronavirus ha sufrido despidos parciales, totales o pérdida de poder adquisitivo. En este sentido, el vehículo propio es una fuente de costes recurrentes en mantenimiento y combustible, que hará que el parque rodado actual, bastante avejentado, sufra un deterioro mayor y por tanto, perjudique más a la calidad del aire y a la mitigación de los efectos del cambio climático, sin tener en cuenta otros factores como la inseguridad vial al circular vehículos que por falta de recursos económicos no están sometidos a los servicios habituales necesarios para que circulen con garantías. Por contra, una movilidad más basada en vehículos de flotas que ofrezcan al ciudadano una movilidad por uso, será no solo más económica para los bolsillos, sino que traerá como ventajas un parque más actualizado, con vehículos de última generación, puesto que estas flotas se renuevan cada tres años. Además, la posibilidad de conducir vehículos eléctricos, cero emisores en la propulsión y por tanto, ecoeficientes, dotados de las últimas tecnologías, que muchos usuarios no podrían permitirse en circunstancias normales; la reducción de la congestión, dado que cada vehículo de uso compartido retira de la circulación en torno a 10 vehículos privados y con ello, la liberación de espacio público no solo en la circulación, sino también en la vía pública, donde muchos coches privados permanecen estacionados el 90% de su tiempo, ocupando un suelo que podría destinarse a otros usos. Es, sin duda, un tiempo de reflexión para abordar los nuevos retos de la movilidad rodada, que como el resto de los hábitos sociales que manteníamos hasta febrero de este año, tendrán que adaptarse a una realidad que no será ni transitoria ni pasajera, sino que va a condicionarnos ahora y en el futuro. distributed generation, energy storage and self-consumption. These are the four fundamental axes of energy efficiency in an increasingly electrified world that seeks to maintain its quality of life despite a growing population. In this regard, shared e-mobility solutions represent alternatives to this intermodal format, which not only aim to make travelling safer but are also a necessary vehicle for addressing an economic reality that highlights several weaknesses. Among these is the reduced purchasing power of most of the population as a result of the coronavirus, which has suffered from partial or total redundancies and the consequent loss of disposable income. The vehicle itself is a source of recurrent maintenance and fuel costs and this means that today’s currently aged vehicle stock will deteriorate even more, impairing air quality and hampering efforts to mitigate the effects of climate change. There are other factors to take into account, such as road safety: due to a lack of financial means, there will be vehicles on the roads that do not have the regular maintenance necessary to ensure safe driving. By contrast, a mobility model that is more based on fleet vehicles that offer citizens mobility when they need to travel, would not only benefit the wallet, but would also bring advantages in terms of a more modern, latest generation vehicle stock, seeing as these fleets are renewed every three years. Moreover, the possibility of driving electric vehicles, which are zero emissions and as such, eco-efficient, are equipped with the latest technologies - something that many users could not afford under normal circumstances. Congestion would also be reduced, given that every shared use vehicle takes some 10 private cars off the road, thereby freeing up public space not only when driving but also on street, where many private cars spend 90% of their lives parked up, occupying a footprint that could be given over to other uses. It is undoubtedly a time for reflection to address the new challenges for wheeled mobility which, as with all the other social habits that we used to follow up until February this year, will have to adapt to a reality that will be neither temporary nor a passing phase, but one that will condition us now and in the future.

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