Por otra parte, las megatendencias de electrificación, digitalización, vehículos autónomos y economía compartida, han permeado la discusión de políticas públicas en materia de movilidad. Los vehículos eléctricos y los avances en materia de autonomía y coste irán mejorando progresivamente la viabilidad de estas tecnologías en el mercado. Por otra parte, el Internet de las Cosas empieza a tomar fuerza como plataforma para aumentar la eficiencia de las operaciones del transporte. En la presente década, los transportes no motorizados como la bicicleta han consolidado su espacio en el rango de soluciones. Aún más recientemente, la movilidad peatonal, la seguridad vial, la equidad en el acceso y la perspectiva de género; han enriquecido el debate. En un momento de transición y disrupción es fácil perdernos en el último avance tecnológico anunciado en las redes sociales como panacea. Sin embargo, no debemos apartarnos del concepto básico de movilidad, porque ni la electrificación, ni los vehículos autónomos o la digitalización resolverán en sí mismos los problemas de congestión, contaminación e inseguridad que enfrentan los latinoamericanos al desplazarse en sus ciudades. Jarrett Walker define movilidad como la facilidad para movernos más allá del rango de caminata (Jarrett Walker,“Human Transit”). Es más bien un reto de variedad de opciones y menos de tecnologías, aunque las tecnologías juegan un papel fundamental para habilitar y hacer eficientes las diferentes opciones. El transporte público seguirá siendo el modo principal y la columna vertebral del transporte en las grandes ciudades de Latinoamérica, simplemente porque es el único modo capaz de movilizar grandes volúmenes de personas en el menor espacio e idealmente de la forma más rápida posible. Todo viaje en transporte público comienza como un viaje peatonal principalmente y alternativamente en bicicleta, taxi o vehículo particular. Parte de la ecuación es también hacer más racional y eficiente el uso de los vehículos particulares. El reto último es entonces mejorar la movilidad, ampliando las opciones para los ciudadanos. Asimismo, estas alternativas deIn addition, the megatrends of electrification, digitisation, autonomous vehicles and the shared economy, have permeated the discussion of public policies as regards mobility. Electric vehicles and the advances made in terms of range and cost will gradually improve the feasibility of these technologies on the market. Moreover, the Internet of Things is starting to gain momentum as a platform to increase the efficiency of transport operations. In the current decade, non-motorised transport such as the bicycle has consolidated its space in the range of solutions. Even more recently, pedestrian mobility, road safety, access for all and gender trends have all enhanced the debate. At such a defining and disruptive time, it is easy to be carried away by the latest technological advance announced through the social networks as a panacea. However, we must not be side-tracked from the basic concept of mobility, because neither electrification, or autonomous vehicles or digitisation will in themselves resolve the problems of congestion, pollution and poor road safety facing Latin Americans as they move around their cities. In his book ‘Human Transit’, JarrettWalker defines mobility as the ease of moving ourselves beyond our walking range. This is rather a challenge of having a variety of options and less so about technologies, despite the latter playing an essential role in enabling and making the different options more efficient. TENDENCIAS DE LA MOVILIDAD URBANA EN LATINOAMÉRICA La movilidad urbana es un reto transversal de las ciudades en Latinoamérica. La congestión, con consecuencias de pérdida de productividad y calidad de vida, es habitual en grandes ciudades latinoamericanas. São Paulo, Bogotá, Ciudad de México, Medellín y Río de Janeiro aparecen en los primeros lugares en rankings globales que miden este fenómeno1. Esto sucede aun cuando estas ciudades han puesto en marcha sistemas integrados de transporte público (por ejemplo, Bus Rapid Transit en diferentes modalidades) lo que señala la necesidad de atender el desafío de la creciente motorización con políticas específicas. De hecho en algunos casos, se evidencia una crisis de imagen de los sistemas de transporte público, donde los ciudadanos demandan cambios cualitativos (menos saturación, seguridad personal, mejor experiencia de viaje, servicios mejor segmentados, nuevas tecnologías vehiculares) más allá del hecho que estén disponibles. URBAN MOBILITY TRENDS IN LATIN AMERICA Urban mobility is a cross-disciplinary challenge for Latin American cities. Congestion, with its consequent losses of productivity and quality of life, is usual in large Latin American cities. São Paulo, Bogotá, Mexico City, Medellín and Río de Janeiro occupy top spots in the global rankings that measure this phenomenon1. This is the case even where these cities have implemented integrated public transport systems (such as different forms of Bus Rapid Transit), which highlights the need to respond to the challenge of increasing motorisation through specific policies. In fact in some cases, it demonstrates a crisis of image of the public transport systems, where residents demand qualitative changes (less saturation, personal safety, better travel experience, better segmented services, new vehicular technologies) apart from the basic fact of availability. 1 Ranking INRIX 2017. Estas 5 ciudades latinoamericanas aparecen en las primeras 35 ciudades de un total de más de 600 que se consideran en el ranking. | INRIX ranking 2017. These 5 Latin American cities appear in the top 35 cities out of a total of over 600 included in the ranking. Autobús electrificado en exhibición en Ciudad de México durante la Cumbre de Alcaldes C40 (Diciembre 2016) E-bus exhibited in Mexico City during the C40Mayors Summit (December 2016) Movilidad Sostenible. Latinoamérica | Sustainable Mobility. Latam FuturEnergy | Abril April 2018 www.futurenergyweb.es 37
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