FY46 - FuturEnergy

A fondo: Análisis 2017 | In depth: 2017 Analysis FuturEnergy | Diciembre 2017-Enero 2018 December 2017-January 2018 www.futurenergyweb.es 35 las centrales convencionales, así como estabilidad a la red, que otras tecnologías renovables de generación, de carácter fluyente, no pueden aportar. Aunque el mayor mercado para las centrales termosolares será, lógicamente, el relativo a los países del cinturón solar en rápido crecimiento, no debemos renunciar al papel que la termosolar puede jugar en Europa, no solo para abordar el reemplazo de la centrales convencionales antiguas, como podría ser el caso en España, sino también para contribuir al objetivo de un futuro mix de generación mayoritariamente renovable, en el que el viento del mar del Norte y el sol del sur de Europa serán los actores principales, favorecidos por el refuerzo de las interconexiones eléctricas en todo el continente y la superación de los cuellos de botella en determinadas fronteras, como es actualmente el caso entre España y Francia. Centrando nuestra atención en el desafío de la transición energética que España tiene por delante es necesario entender, no solo que transición etimológicamente significa pasar de lo viejo a lo nuevo, sino las grandes oportunidades que para el país tendría acelerar dicho proceso de reemplazo. Tanto en el sector de generación eléctrica, como en el de usos térmicos para climatización o procesos industriales y en el de transporte, la transición tendría que traducirse en la retirada, más pronto que tarde, de las instalaciones y equipos que deterioran el medio ambiente y que además suponen un freno para la incorporación de tecnologías limpias que dinamizarían significativamente nuestra economía. La secuencia de precios de pool elevados, alrededor de los 80 €/MWh, que hemos venido observando en el mes de noviembre se daba casi siempre en el pico de la tarde-noche, en días que habían sido soleados, pero en los que había muy poco viento y cuando ya se había puesto el sol. En esos momentos los ciclos combinados y el carbón suministraban más de la mitad de la demanda y hacían su particular agosto siguiendo, con toda legitimidad, las reglas y oportunidades que brinda el mercado. En esos momentos no había otra tecnología que la de los ciclos combinados que casara la última porción de la demanda, dando el precio final a la producción. En esas horas, el almacenamiento de las centrales termosolares hubiera permitido la generación de electricidad reduciendo notablemente la subida de precios. Estos episodios deben abrirnos los ojos a la necesidad de planificar la incorporación de las renovables al sistema. Por ello criticamos en su momento la forma en la que el Gobierno ha planteado las recientes subastas, que no contribuirán a aportar la indispensable gestionabilidad de un sistema con mayor componente renovable. Los precios a los que ya se ofrecen las nuevas centrales termosolares, con 10 horas de almacenamiento en países soleados, son más competitivos que los de los ciclos combinados, por lo que la sustitución del parque térmico actual podría acometerse sin sobrecoste y con un impacto muy positivo para nuestra economía. Por ello, las recomendaciones para la Ley de Transición Energética deberían proponer un ambicioso plan de retirada de las viejas centrales térmicas, así como de las nucleares al llegar al final de la concesión inicialmente otorgada, para permitir su sustitución por tecnologías renovables gestionables, con costes que hoy en día son ya completamente asumibles por el sistema, junto a otro conjunto de medidas como la eficiencia energética, la gestión activa de la demanda,... Los responsables políticos no pueden, amparándose en un inadmisible agnosticismo tecnológico, abdicar de su obligación de estudiar en profundidad todas las posibles opciones para decidir finalmente la que más interese a medio y largo plazo al sistema eléctrico. Esta es la gran oportunidad para utilizar la transición energética como una potente palanca para la economía del país y para cumplir con nuestros compromisos con la mitigación del cambio climático. Focusing our attention on the challenge of the energy transition that Spain is facing, we have to understand that in etymological terms, ‘transition’ does not simply mean a shift from the old to the new, but also the opportunities arising from accelerating this replacement process. In both the power generation sector and in the sector that uses thermal energy for HVAC or industrial processes and in transport, the transition must translate into the withdrawal, sooner rather than later, of installations and equipment that damage the environment and that furthermore are holding up the incorporation of clean technologies that represent a considerable stimulus to our economy. The sequence of high pool prices, around 80 €/MWh, that have been seen since November, almost always occurred during the evening-night demand peak, on days that had been sunny but with very little wind, and once the sun had already set. At those times, combined cycles and coal covered more than half of demand, making a fortune by legitimately following the rules and opportunities offered them by the market. At such times, only combined cycle technology could cover the last part of the demand to give the final production price. As such times, the storage offered by CSP plants would have generated power, significantly reducing the rise in prices. Such events should open our eyes to the need to plan the incorporation of renewables into the system. This is why we have in the past criticised the way in which the Government has approached the recent auctions that do not help achieve the indispensable dispatchability of a systemwith a greater renewable component. The prices already being offered by new CSP plants, with 10 hours of storage in sunny countries, are more competitive than those from combined cycles, which means the current thermal stock could be replaced without additional costs thus having a very positive impact on our economy. As such the recommendations for the Energy Transition Law must propose an ambitious programme to retire old thermal plants, including nuclear, as they reach the end of their originally granted concession periods, so that they can be replaced by dispatchable renewable technologies, at costs that are already perfectly assumable by the system today, along with a further range of measures including energy efficiency and active demand management. Policymakers cannot, sheltering behind an unacceptable technological agnosticism, shirk their responsibilities to examine every possible option and finally decide which most interests the electrical system in the medium- and long-term. This is a marvellous opportunity to use the energy transition as a powerful lever for the economy of the country and to meet Spain’s commitments to mitigate climate change.

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx