FY33 - FuturEnergy

La necesidad de abordar soluciones que reduzcan de forma drástica el nivel de emisiones contaminantes en las ciudades, unido a una nueva generación de ciudadanos cada vez más concienciados con la importancia de la calidad del aire que respiran y con un sentido práctico en el coste que supone su movilidad para sus bolsillos, junto con un desarrollo tecnológico que permite disponer de opciones económica y ecológicamente más eficientes, están ayudando a este cambio en los patrones de movilidad, que cada vez resulta más evidente y que transformará en la próxima década la vida y la forma de interrelacionarse en el entorno urbano. Es algo que sucede en todo el mundo, casi sin excepción, pero que se manifiesta de forma diferente en cada continente, país y ciudad. Las políticas de apoyo al vehículo eléctrico a cargo de gobiernos nacionales, regionales y locales afectan de forma decisiva a la velocidad e intensidad de este cambio, que sin duda acabará imponiéndose de forma global, pero cuya velocidad varía en función de quienes nos gobiernen. Un repaso a España y a sus últimos cinco años evidencian que nuestro país camina decididamente hacia la revolución silenciosa del vehículo eléctrico, si bien no cuenta con el apoyo decidido de la administración central, a lo que se suma un modelo de país que se asemeja a una pequeña Europa dentro de Europa, donde las administraciones regionales también influyen de forma decisiva en el modo en el que avanzamos hacia la movilidad cero emisiones y no menos influencia tienen los gobiernos locales, de los que realmente depende la velocidad a la que el vehículo eléctrico se imponga como alternativa en el transporte público y privado frente a la combustión interna. Desde 2009, España cuenta con un programa de ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos y de infraestructuras de recarga, cierto. Sin embargo, estas ayudas, bautizadas como MOVELE en sus primeros años y como MOVEA en la actualidad, no se han definido con criterios de eficacia (y ni de lejos con fondos equiparables a The need to address solutions that drastically reduce the level of contaminant emissions in the cities, linked to a new generation of residents that are increasingly more aware of the importance of the quality of the air they breathe and that have a practical outlook regarding the cost that mobility represents for their pockets, together with a technological development that offers more efficient economic and ecological options, are helping drive this change in mobility patterns. A change that is becoming increasingly evident and that will transform our lives over the next decade and way we interact with the urban environment. Almost without exception, this is taking place the world over, however it manifests itself in different ways in each continent, country and city. The policies that support the electric vehicle emanating from national, regional and local governments have a decisive impact on the speed and intensity of this change, that will undoubtedly end up being implemented at global level, but whose speed varies depending on who is governing us. A review of Spain over the last five years demonstrates that the country is very much on track towards the silent revolution of the electric vehicle, despite the country lacking the firm support of the central administration. To this is added a country structure that is reminiscent of a small Europe within Europe, in which every regional administration has a decisive influence on the way in which it advances towards zeroemission mobility. No less influential are the local governments as regards the speed with which the EV is deployed as an alternative to the internal combustion engine in private and public transport. Since 2009, Spain has benefitted from a financing programme to help the acquisition of EVs and to set up charging infrastructures. However, this funding, called MOVELE in its early years and now known as MOVEA, did not include a definition of efficiency criteria (and falls well short of funding under other programmes such as the PIVEs) that are firmly committed to the acquisition of zero-emission vehicles, despite the country’s strong industrial leadership in the traditional automotive sector and its auxiliary industry that generates a lot of jobs and accounts for a good proportion of the State’s income. According to data from Invest in Spain, the country is the second largest automaker in Europe and ranked eighth at global level. It is the leading European manufacturer of industrial vehicles with around twenty factories country-wide, to which are added a thousand manufacturers of components and equipment to make up this industry’s supply chain. In LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO Nuestro país está viviendo una revolución silenciosa en su movilidad, que sin duda va a modificar (ya lo está haciendo de hecho) los patrones en la forma de desplazarse de los ciudadanos en su entorno urbano y periurbano, no ya solo con iniciativas privadas, sino también con el impulso de gobiernos locales que apuestan cada vez más por un transporte público no contaminante. THE SILENT REVOLUTION OF THE ELECTRIC VEHICLE Spain is experiencing a silent revolution as regards mobility, which is undoubtedly going to change (in fact this is already taking place) the ways inwhich people travel around their urban and suburban areas. This involves private initiatives as well as those stimulated by local governments that are increasingly more committed to less pollutant public transport. Autobús eléctrico. Foto cortesía de Volvo E-bus. Photo courtesy of Volvo Movilidad sostenible.Vehículo eléctrico | Sustainable mobility. EV FuturEnergy | Septiembre September 2016 www.futurenergyweb.es 49

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