ENTREVISTA 59 Esta transición no solo contribuye a la sostenibilidad medioambiental, sino que también refuerza la competitividad de España en un futuro energético renovable, alejándonos del modelo actual basado en la importación de recursos. Según el informe elaborado por la consultoría DNV, se han logrado avances impresionantes en nuestro país hacia la neutralidad climática, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero en casi un 27% entre 2005 y 2019, muy por encima de la reducción media de la UE, que se sitúa en el 19%. No obstante, la ambiciosa estrategia para 2050 "exige una ampliación inmediata del despliegue de energías renovables y mejoras en la infraestructura”, asegura Santiago Blanco. ¿Qué obstáculos principales impiden alcanzar este objetivo, y qué acciones adicionales serían necesarias? En el sector energético, actualmente alrededor del 22% del consumo proviene de la electricidad, mientras que el resto se distribuye en otras fuentes energéticas. Aunque hemos avanzado significativamente en la transición hacia las renovables para generar electricidad, este progreso es insuficiente si no logramos electrificar una mayor parte de la demanda energética. Alcanzar un 100% de electricidad renovable es importante, pero si la electricidad sigue representando únicamente el 22% del consumo total, su impacto será limitado al 100% de ese porcentaje. Por ello, debemos abordar tres frentes: acelerar la adopción de renovables en la electricidad, un paso esencial para reducir las emisiones en el sector eléctrico; incrementar el uso de electricidad en sectores actualmente dependientes de combustibles lo que implica fomentar tecnologías como los vehículos eléctricos, la aerotermia, la geotermia y sistemas de calefacción eléctrica; y abordar los sectores difíciles de electrificar como industrias de alta intensidad energética, en los que el hidrógeno verde se perfila como una solución. Aunque el petróleo y el gas natural reducirán su peso en el mix energético, ¿cómo afectará esta transformación a la seguridad energética y la economía en los próximos años? Los análisis económicos de la transición energética hacia 2050 muestran un impacto positivo en la economía española, especialmente en el largo plazo. Esta transformación no solo reduce la dependencia de combustibles fósiles importados, como el petróleo y el gas, sino que también genera beneficios en términos de inversión y reducción de los gastos energéticos totales. España cuenta con características únicas que le permiten convertirse en un hub energético para Europa. Gracias a su abundancia de sol, su extensa costa, y la disponibilidad de ubicaciones para el desarrollo de energía eólica, el país tiene un enorme potencial para liderar en energías renovables. Durante encuentros recientes en Europa, se ha destacado cómo España está posicionada para desempeñar un papel estratégico en el suministro energético del continente.
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