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A diferencia de otras tecnologías que dependen de materiales escasos, el sistema MOST utiliza elementos comunes como el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno y el flúor, de forma que ofrece una alternativa de almacenamiento de energía más sostenible La energía solar fotovoltaica se ha convertido en una de las fuentes renovables más importantes para la producción de electricidad en el contexto de transición energética, pero aún presenta algunos desafíos por la producción solar intermitente y la demanda fluctuante de energía. Por eso, se necesitan sistemas de almacenamiento eficientes que permitan tener energía disponible cuando crece la demanda. No obstante, estas tecnologías no tienen todavía un rendimiento óptimo, sobre todo por el calentamiento que experimentan, lo que influye en la producción de energía y la durabilidad de los sistemas fotovoltaicos. Por otro lado, las tecnologías de almacenamiento actuales, como las baterías, dependen de materiales no sostenibles. Ahora, un equipo de investigación internacional liderado por el profesor ICREA Kasper Moth-Poulsen, investigador del Departamento de Ingeniería Química de la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC) vinculado a la Escuela de Ingeniería de Barcelona Este (EEBE), ha creado una tecnología que da respuesta a estos dos retos. Se trata del primer dispositivo híbrido que combina una célula solar de silicio con un sistema innovador de almacenamiento térmico molecular (MOST, por las siglas en inglés de MOlecular Solar Thermal Energy Storage Systems). Los resultados de la investigación se han publicado recientemente en la revista científica Joule. El sistema MOST está formado por moléculas orgánicas que, cuando son irradiadas con fotones de alta energía, como la luz ultravioleta, experimentan una transformación química y almacenan esta energía para su uso posterior. Como particularidad del sistema, estas moléculas también proporcionan refrigeración a la célula fotovoltaica al actuar como filtro óptico y bloquear los fotones que normalmente causarían calentamiento y reducirían la eficiencia del sistema. De este modo, el dispositivo permite tanto generar electricidad como energía química almacenada. Lorette Fernandez y Helen Hölzel, probando un dispositivo MOST-PV. Foto de Paulius Baronas. 63 I+D+I

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