ROSMIMAN COMO PIEZA FUNDAMENTAL EN UNA ESTRATEGIA ESG El Facility Management (FM) se ha convertido en un componente vital de la estrategia ESG (Environmental, Social, and Governance), reflejando cómo las organizaciones pueden operar de manera más eficiente, sostenible y socialmente responsable. La relevancia de Rosmiman en este contexto no solo se debe a su capacidad para gestionar el entorno físico de las empresas, sino también a su papel en la promoción de prácticas que alinean los objetivos corporativos con el bienestar ambiental y social. La relación entre el FM y la estrategia ESG es una historia de evolución. Tradicionalmente, el FM se centraba en el mantenimiento y operación de los edificios y otras instalaciones. Sin embargo, con el aumento de la conciencia sobre la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa, el FM ha expandido su alcance para incluir iniciativas que apoyan los objetivos ESG. Esta transformación ha sido impulsada por la creciente presión de los inversores, reguladores y consumidores que demandan prácticas empresariales más responsables. En el ámbito ambiental, el FM desempeña un papel crucial en la reducción de la huella de carbono de las organizaciones. Los gerentes de instalaciones tienen la tarea de implementar tecnologías y prácticas que mejoren la eficiencia energética y reduzcan el consumo de recursos. Por ejemplo, pueden adoptar sistemas de gestión de energía que monitoreen y optimicen el uso de electricidad, calefacción y refrigeración. Además, el FM puede impulsar la transición hacia las fuentes de energía renovable que ya hemos mencionado, lo que contribuye significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La gestión de residuos es otro aspecto crítico en el que el FM puede tener un impacto ambiental positivo. Al implementar programas de reciclaje y compostaje, los gerentes de instalaciones pueden reducir la cantidad de desechos que terminan en los vertederos. Además, pueden trabajar con proveedores para minimizar el embalaje y promover el uso de materiales reciclados, lo que no solo reduce los residuos, sino que también apoya una economía circular. De forma análoga, la eficiencia del agua es una preocupación creciente, especialmente en regiones propensas a la sequía, las cuales son cada vez más. El FM puede contribuir a la conservación del agua mediante la instalación de sistemas de riego eficientes, la implementación de tecnologías de ahorro de agua en baños y cocinas, y la captura y reutilización del agua de lluvia. Estas medidas no solo ayudan a preservar un recurso vital, sino que también pueden generar ahorros significativos en costos operativos. En cuanto a la gobernanza, el FM es fundamental para garantizar que las operaciones de las instalaciones cumplan con las regulaciones y estándares establecidos. La gestión adecuada de las instalaciones puede prevenir riesgos legales y financieros asociados con el incumplimiento normativo. Además, el FM puede ayudar a las organizaciones a establecer y mantener políticas y procedimientos que promuevan la transparencia y la ética en sus operaciones, contribuyendo así a la implementación de sistemas de gestión de calidad, como las certificaciones ISO, que demuestran el compromiso de la organización con la excelencia operativa y la mejora continua. Al seguir estándares reconocidos internacionalmente, las empresas pueden de este modo fortalecer su reputación y confianza entre los clientes, inversores y otros stakeholders. Son muchos los aspectos por los que la importancia del FM en la estrategia ESG no debería subestimarse. En Rosmiman consideramos que su papel es esencial para que las organizaciones puedan operar de manera sostenible y responsable y, a medida que las expectativas de los stakeholders continúan evolucionando, las empresas deberían reconocer y aprovechar el valor del FM para alcanzar sus objetivos ESG y asegurar su éxito a largo plazo. n 61 EFICIENCIA ENERGÉTICA
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