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12 A FONDO ANTONIO LÓPEZ-NAVA, director-gerente de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética, A3E Descarbonizar implica adoptar prácticas y tecnologías que reducen o eliminan las emisiones de carbono. Supone invertir en fuentes de energía limpia, optimizar procesos de producción y maximizar la eficiencia energética. Es además una oportunidad para las empresas, ya que conlleva una reducción de costes energéticos y operativos, y facilita trasladar a los clientes y a toda la cadena de valor, una apuesta por la sostenibilidad, cada vez más valorada por el mercado. La eficiencia energética junto con las energías renovables juegan un papel protagonista en el proceso de descarbonizar. Por eso la Agencia Internacional de la Energía en su informe publicado hace un par de meses y la COP 28 celebrada en diciembre en Dubai, han establecido como objetivos primordiales, doblar la eficiencia energética y triplicar las energías renovables de aquí a 2030. LA EFICIENCIA ENERGÉTICA, PROTAGONISTA El Foro de Davos que tiene lugar estos primeros días de enero en los que escribo este artículo, está abordando, como nunca antes lo había hecho, el reto de la descarbonización de las empresas, como el necesario camino que debemos recorrer para hacer frente a la emergencia climática. Se demanda que las empresas participen de una forma más activa, integrando en sus estrategias empresariales objetivos para la neutralidad de emisiones. No solo en las grandes empresas, sino también en las pymes. Y no solo en los procesos propios, sino en todos los que se derivan de la cadena de valor de la actividad que desarrollan.

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