www.futurenviro.es | Octubre-Noviembre October-November 2021 71 Reciclaje | Recycling plástico, tal y como indica la Directiva de Plásticos de Un Solo Uso. Biodegradable también indicaba, cuando la mera afirmación «biodegradable» sin indicar el entorno en el que se produce la biodegradación no debería utilizarse. Varios países, como Francia o Bélgica, ya han prohibido está autodeclaración de biodegradabilidad sin indicar las condiciones de las mismas. Y lo más llamativo es que cuando a la empresa se le señala su realidad, para que valore la situación, pueda modificarla y no transmita mensajes erróneos a los consumidores, en lugar de mostrar interés por resolverlo muestre total indiferencia. En la guerra todo vale y hasta ahora se ha podido confundir al consumidor sobre la sostenibilidad de los envases como se ha querido. Incluso hemos vistos cambios de envases basados en análisis de ciclo de vida absolutamente sesgados, que sólo tienen en cuenta el ciclo de vida del material, no del envase realizado con ese material. “Hemos cambiado a este envase porque el PET es 100% reciclable” alegan, sin tener en cuenta que el PET es muy reciclable, sí, pero depende de para qué envase sea utilizado y del diseño de ese envase. Y es que, parece ser que cuando el dinero entra por la puerta el rigor salta por la ventana. Pero este “mal maquillaje”, que en un principio parece funcionar, seguro que se volverá contra la propia marca (como le sucedió a Volkswagen hace unos años) pues no se puede engañar a todos todo el tiempo. Cada vez sonmás los consumidores que exigen conocer la realidad, y cada vez sonmás los consumidores que dejan de creer en unamarca. Y una confianza perdida es muy difícil de recuperar, porque, si una empresa está ocultando la realidad de su envase, ¿qué no estará ocultado del producto que contiene? Sin ir más lejos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ha realizado estudios, webinar y artículos, en el que se pone de manifiesto el greenwashing existente en materia de reciclabilidad de envases, envases que incluyen claim de 100% reciclable cuando son envases que no se reciclan en absoluto. Debiera existir una regulación al respecto pero, en su ausencia, están tomando la delantera los consumidores, hartos de este juego de confusión. “100% Reciclable, No cuela”, se llama esta magnífica campaña de OCU para destapar la cosmética de los envases. Además de realizar estudios de reciclabilidad, están impartiendo webinar con clases magistrales, para el consumidor sepa discernir los mensajes “vacíos” y publicitarios de los que tienen un verdadero rigor. Además están indicando consejos que deben seguir para realizar un consumo responsable, entre los que se encuentra diseños de los envases que no es recomendable adquirir y los motivos por los cuales no se recicla. Envases autoproclamados 100% reciclables, están siendo un reflejo de al consumidor de Greenwashing. En nuestra andadura, y en concreto durante los procesos de evaluación y certificación a través del Sello de Reciclabilidad, hemos visto un común denominador: un desconocimiento de la realidad del fin de vida de los envases cuando tras la fase postconsumo se convierten en residuos. Este desconocimiento ha llevado a algunas empresas a realizar cambios en sus envases, con toda su buena intención, que han provocado que la reciclabilidad de ese nuevo envase sea aún menor o incluso sea nula, debido a un asesoramiento erróneo o sesgado. Sería una imprudencia imperdonable proclamar el porcentaje de reciclabilidad de un envase u ofrecer un certificado del mismo, sin realizar pruebas reales con dicho envase a lo largo de todo el proceso de recogida, selección y reciclado. ¿Lo haríamos con un vehículo a motor? ¿Permitiríamos circular un coche sólo por los datos que nos da el fabricante? ¿No es necesario someter a un coche a un test físico en “100% plastic-free”, a snack bag proclaimed a few weeks ago, when the bag contains plastic (indeed quite a heavy plastic for a product of this class). Yes, it is a bioplastic, but still plastic, as set out in the Single-Use Plastics Directive. The packaging is also claimed to be biodegradable, when the term “biodegradable” should not be used without indicating the environment in which biodegradation occurs. Several countries, such as France or Belgium, have already banned self-declaration of biodegradability without the provision of details on the conditions of the biodegradation process. And the most striking thing is that when the company is made aware of the issue, thereby enabling it to assess the situation, make the necessary modifications and not transmit erroneous messages to consumers, the response is total indifference rather than any interest in solving the problem. In war, anything goes, and until now it has been possible to mislead consumers about packaging sustainability at will. We have even seen packaging changes based on lifecycle analyses that are completely biased, analyses which only take into account the lifecycle of the material, not the packaging made from that material. “We have switched to this packaging because PET is 100% recyclable” they claim, without taking into account that although PET is highly recyclable, this recyclability depends on the packaging it is used for and the design of that packaging. It seems that when money comes in the door, rigour goes out the window. But “poor cosmetics”, which initially might appear to work, are destined to backfire on the brand itself (as happened to Volkswagen a few years ago) because you cannot fool all of the people all of the time. More and more consumers are demanding to know the truth, and more and more consumers are ceasing to believe in given brands. And lost trust is very difficult to regain, because if a company is hiding the reality of its packaging, what about the product it contains? In Spain, the Organisation of Consumers and Users (OCU) has carried out studies, held webinars and published articles highlighting greenwashing in the area of packaging recyclability, packaging that includes a claim of being 100% recyclable when, in reality, it is not recycled at all. There should be legislation on this and in its absence, consumers are taking the lead, because they are fed up with this game of confusion. “100% Reciclable, No cuela” (“100% Recyclable, It doesn’t wash”) is the name of a magnificent OCU campaign to expose the cosmetics of packaging. As well as carrying out studies on recyclability, OCU is holding webinars with master classes to enable consumers to distinguish between “empty” advertising messages and messages that are truly rigorous. They are also giving advice on responsible consumption, including information on packaging with designs that should not be purchased and the reasons why such packaging is not recycled. Self-proclaimed 100% recyclable packaging is becoming synonymous with greenwashing for consumers. In our work, and in particular during the evaluation and certification processes associated with the Recyclability Seal, we have seen a common denominator: a lack of knowledge of what happens to end-of-life packaging when it becomes waste after the post-consumer phase. This ignorance has led some companies to make changes to their packaging with the best of intentions, based on erroneous or biased advice, with the result that the recyclability of the new packaging is even lower or non-existent. It would be unforgivably imprudent to proclaim the recyclability
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