universidad-empresa tal y como muestra, por ejemplo, el Global Innovation index de 2020. El Regional Innovation Index de Europa publicado hace pocas semanas, situaba España como el país número 16 sobre los 27 de la UE, con sólo dos regiones (el País Vasco y Madrid) entre el top 100. La mayoría de comunidades autónomas españolas aparecen como innovadores moderados o innovadores emergentes (un nombre amable para señalar los últimos de la lista). Podríamos pensar que esta realidad es alejada de nuestro sector, pero es evidente que hay una falta de incentivos específicos y ayudas a la innovación en un sector que debería ser prioritario por el estrés hídrico en España y donde no todas las administraciones consideran el I+D como una parte consustancial al servicio del agua. Aunque cabe destacar que somos uno de los sectores con mejores retornos en todos los programas europeos de I+D (LIFE+, H2020, SME instrument, etc), y si bien eso muestra nuestro potencial interno y las grandes capacidades de las empresas y centros de investigación del sector medio ambiental en relación a otros sectores de la economía española, no es menos cierto que los programas mal dotados de I+D des de hace años en España han llevado al sistema de innovación propio a especializarse en captar fondos europeos como estrategia de supervivencia. Sin ellos, ¿Cuántos centros tecnológicos o de investigación, universidades, clústeres y pymes innovadoras no hubieran podido llevar a cabo sus proyectos de I+D? Y aunque no debe haber una correlación directa, cuando comparamos los programas de apoyo a la innovación de otros países europeos, tanto en dotación, porcentaje de ayuda y estabilidad a lo largo de los años, su motivación a la participación en programas europeos no es tan perentoria como la nuestra. La precarización, inestabilidad y pérdida de talento se han normalizado des de hace años en el sector del I+D, combinado con insuficientes instrumentos para la mejora competitiva de las empresas, nos llevan a un sistema de innovación frágil. En todo caso, es indudable que la capacidad de I+D del sector medio ambiental es uno de los principales activos que tenemos para reivindicar un papel protagonista en los programas de recuperación en España. Más aun, si consideramos en un sentido amplio el sector del medio ambiente, y no solamente por los clásicos CNAEs de agua, energía o residuos, sino como la suma de las empresas tecnológicas especializadas en economía circular en todos los sectores productivos de nuestra economía, ingenierías, consultoras ambientales o las empresas digitales en IA, IoT, etc aplicada a la transición ecológica. En el sector del agua por ejemplo y según la OCDE, España en 2020 lideraba o destacaba en la publicación de patentes en la mayoría de subáreas más importantes en Europa, aspecto nada desdeñable considerando que en muchos casos la UE está siempre en las tres primeras posiciones junto a China y EUA. En este sentido disciplinas transversales de alto impacto como la Economía Circular y Azul son áreas en las cuales España tiene un gran potencial de crecimiento y ha obtenido excelentes retornos en programas muy competitivos. El número de proyectos de I+D de empresas españolas y centros de investigación ha sido un éxito, y de hecho en el balance de la convocatoria H2020 “Acción por el clima, medio ambiente, eficiencia de recursos y materias primas” España tenía retornos que representaban más del 13% del total de ayudas de la UE, muy por encima de su posición en términos económicos o de población como país, o en comparación con otros programas de I+D de otros sectores. Como muestra, el clúster del agua de Cataluña, ahora mismo participamos en 3 proyectos Horizon2020: el proyecto SEA4VALUE para aprovechar as moderate innovators or emerging innovators (a polite name for regions at the lower end of the table). We might think that this situation is far removed from our sector, but it is clear that specific incentives and aid for innovation are lacking in a sector that should be a priority due to water stress in Spain, a country in which not all public authorities consider R&D to be an integral part of the water service. It should be noted that we are one of the sectors with the best returns in all European R&D programmes (LIFE+, H2020, SME instrument, etc.), which is indicative of our internal potential and the great capabilities of companies and research centres in the environmental sector compared to other sectors of the Spanish economy. However, it is no less true that years of poorly funded R&D programmes in Spain have led the Spanish innovation system to specialise in attracting European funds as a survival strategy. Without these funds, howmany technology or research centres, universities, clusters and innovative SMEs would not have been able to carry out their R&D projects? And although there should not be a direct correlation, when we compare the innovation support programmes of other European countries in terms of funding, percentage of aid and stability over the years, their motivation to participate in European programmes is not as imperative as ours. Precariousness, instability and loss of talent have been the norm for years in the R&D sector. In combination with insufficient instruments for enhancing the competitiveness of companies, the result has been a fragile innovation system. In any case, there is no doubt that the R&D capacity of the environment sector is one of our main assets in terms of claiming a leading role in recovery programmes in Spain. Even more so, if we consider the environmental sector in a broader sense, i.e., not just the traditional activities associated with water, energy or waste, but also the technology companies specialising in the circular economy in all productive sectors of our economy. This encompasses engineering companies, environmental consultancy companies, and digital companies specialising in the application of AI, IoT, etc. to ecological transition. According to the OECD, in 2020, the Spanish water sector led or stood out in the publication of patents in many of the most important sub-areas in Europe. This achievement is not insignificant, bearing in mind that the EU is very often in the top three positions, together with China and the USA. In this sense, high-impact cross-cutting disciplines such as the Circular Economy and the Blue Economy are areas in which Spain has great growth potential and has obtained excellent returns in very competitive programmes. The number of R&D projects carried out by Spanish companies and research centres has been an area of success. If we look at the H2020 “Climate action, Environment, Resource Efficiency and Raw Materials” call for proposals, we see that Spain received 13% of total EU grants available, proportionately well above its position in economic or population terms as a country, or in comparison with other R&D programmes in other sectors. By way of example, the Catalan water cluster is currently participating in three Horizon2020 projects: the SEA4VALUE project to recover valuable metals and minerals from desalination plant brines, HYDROUSA to promote the circular economy in Mediterranean areas with innovative water/waste/energy technologies, and the GALATEA project to promote smarter and more sustainable ports and ships, a project that is providing over €2 M in vouchers to European SMEs for the purpose of carrying out pilot projects. The latter is an excellent Proyecto para recuperar minerales y metales de las salmueras de las desaladoras. Horizon 2020, Convocatoria H2020-SC5-2018-2019-2020, Grant Agreement: 869703 | Project to recover minerals and metals from desalination plant brines. Horizon 2020, H2020SC5-2018-2019-2020 Call for Proposals, Grant Agreement No. 869703 www.futurenviro.es | Junio-Julio June-July 2021 33
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