2021 será un buen año para el sector de la biomasa para usos térmicos en España. El restablecimiento de la actividad económica y comercial con la pandemia definitivamente bajo control, la activación de fondos públicos para impulsar la economía verde y el comportamiento alcista de los mercados eléctrico y de los combustibles fósiles animan la instalación de equipos de biomasa, calderas y estufas. Tras el descenso ocurrido al inicio de la pandemia, el precio medio del gasóleo de calefacción se ha mantenido en aumento, superando ya los 0,82 €/l en el mes de mayo de 2021. Es bien conocida la especulativa fluctuación en los precios de este combustible fósil y los sobresaltos que provoca en las economías de las familias y empresas. En contraste, en los más 10 años que llevamos analizando el precio del pellet en España, el precio de 2 kilogramos de pellet (equivalente energético a un litro de gasóleo) se ha mantenido muy estable, oscilando entre 0,45 € y 0,50 €. También en comparación con el gas natural, el combustible fósil que pretende ser limpio e intenta posicionarse como la alternativa cómoda para el usuario y respetuosa con el medio ambiente, nuestro biocombustible más sofisticado también se sitúa con ventaja. Primero, porque proporciona un notable ahorro en la factura de calefacción y agua caliente sanitaria. Según datos de Eurostat, el precio final que pagaron los consumidores españoles de gas natural en diciembre del pasado 2020, incluyendo impuestos y costes fijos, fue de 11,8 céntimos de euro por kWh. Un coste real muy superior a los 5,42 céntimos de euro por kWh que paga un consumidor final por el pellet entregado a domicilio. Por otra parte, utilizar biomasa para calentar nuestras viviendas y negocios u obtener calor o vapor industrial supone contribuir de verdad a proteger el medio ambiente de distintas maneras: la obtención de la materia prima para fabricar pellets o astillas e incluso leñas reduce el riesgo de aparición de los temibles incendios forestales, mejora el estado sanitario de las masas arbóreas y favorece el crecimiento de los árboles más jóvenes, que son los que más capacidad de absorción de CO2 tienen. En cuanto a los movimientos especulativos en torno a la generación de electricidad y las tremendas subidas del precio de la luz que estamos viviendo en los últimos meses, creo que nos deberían hacer recapacitar sobre la conveniencia de electrificar en demasía los consumos térmicos que, de forma mucho más eficiente y sostenible económica y ecológicamente, pueden alimentarse con bioenergía y otras fuentes de energía renovable en aplicación directa. La biomasa es, hoy en día, la principal fuente de energía renovable para calefacción en Europa con una cuota del 85%; y es una tendencia que se mantendrá al menos en el medio plazo. 2021 will be a good year for the biomass sector with respect to thermal uses in Spain. The restoration of economic and commercial activity with the pandemic finally under control, the activation of public funds to boost the green economy and higher electricity and fossil fuel prices will drive the installation of biomass equipment, boilers and stoves. After the price drop at the beginning of the pandemic, the average price of heating oil has continued to rise to a point where it exceeded €0.82/l in May 2021. The speculative fluctuations in the price of this fossil fuel and its effects on the economies of families and businesses are well known. In contrast, in the more than 10 years that we have been analysing wood pellet prices in Spain, the price of 2 kilograms of pellets (equivalent in energy terms to a litre of diesel) has remained very stable, at somewhere between €0.45 and €0.50. And when compared to natural gas, the fossil fuel that claims to be clean and tries to position itself as the user-friendly, ecofriendly alternative, our more sophisticated biofuel also comes out on top. First of all, it provides significant savings on heating and domestic hot water bills. According to Eurostat figures, the final price paid by Spanish natural gas consumers in December 2020, including taxes and fixed costs, was 11.8 euro cents per kWh, a far higher real cost than the 5.42 euro cents per kWh final consumers pay for pellets delivered to their homes. Moreover, using biomass to heat our homes and businesses, or to obtain industrial heat or steam, genuinely contributes to environmental protection in different ways. Obtaining the raw material to make pellets, wood chips and even firewood reduces the risk of dreaded forest fires, improves the health of tree stands and favours the growth of the youngest trees, which have the greatest capacity to absorb CO2. With regard to the speculative movements surrounding electricity generation and the tremendous increases in electricity prices witnessed in recent months, my belief is that they should cause us to reconsider the advisability of overelectrifying thermal consumption, which can be directly powered by bioenergy and other renewable energy sources, more efficiently, more economically and in a more ecologically sustainable manner. Biomass is now the main source of renewable energy for heating in Europe, with a market share of 85%, and this trend is set to continue at least in the medium term. RECUPERANDO LAS ENERGÍAS EN 2021 Y MÁS ALLÁ RECOVERING ENERGY IN 2021 AND BEYOND Bioenergía | Bioenergy www.futurenviro.es | Mayo-Junio May-June 2021 17
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