La biomasa, más allá de las ventajas energéticas y socioeconómicas que impulsa en los territorios, es fundamental para alcanzar los objetivos de neutralidad en Europa debido a la inmensa capacidad de inducir beneficios medioambientales Las olas de calor, los incendios forestales y las sequías son cada vez más frecuentes e intensas, pero también son más extremos los temporales, las inundaciones y otros fenómenos asociados al frío. El calentamiento global ya no es un problema del futuro, es una situación que hay que atajar de inmediato si se quiere preservar la biodiversidad, frenar la propagación de enfermedades y evitar la deforestación y la desertización del planeta. La crisis climática se ha vuelto una de las principales preocupaciones de la Unión Europea, que ve la necesidad de explotar las energías limpias y renovables para frenar las emisiones netas mundiales de CO2 de origen antropogénico. Desde Bruselas se aboga por un futuro climáticamente neutro de aquí a 2050. Abandonar el uso de combustibles fósiles y reducir las emisiones netas en al menos un 55 % en 2030 respecto a los niveles de 1990 para limitar el calentamiento a 1,5 °C a finales de siglo deben ser un pilar fundamental de los planes y estrategias nacionales. Así, desde España, se sigue la estela europea, trabajando para lograr descarbonizar el sistema energético enestadécada. Disminuir enun23 % las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990 es una meta que se persigue en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) y en la recién aprobada Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que además fija como objetivos a 2030 alcanzar un 42% de penetración de energías renovables en el consumo de energía final (frente 20% actual) y un sistema eléctrico con un 74% de generación a partir de energías renovables (frente al 40% actual). Pero el cambio climático no solo es una amenaza global que produce graves consecuencias medioambientales y sociales. En las peores previsiones también implica enormes pérdidas económicas y, por ende, una crisis, como la que el mundo atraviesa actualmente. Para liderar el camino hacia la recuperación, en España se ha diseñado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que tiene como núcleo central las iniciativas del Acuerdo Verde de la UE, incluida la economía circular, las energías renovables, una “ola de renovación” de edificios e infraestructura y el transporte limpio, entre otras actividades. Sin embargo, esto no es suficiente debido a la creciente demanda de alimentos y energía, por lo que es indispensable encontrar nuevas formas de producir, consumir, transformar, almacenar y reciclar. Es aquí donde entra en juego la bioeconomía, clave para reducir la dependencia de combustibles fósiles, transformar la fabricación e impulsar nuevosmodelos productivos sostenibles con alto valor añadido, bien en el ámbito energético, bien en el ámbito de los bioproductos. La biomasa como base de la bioeconomía La biomasa es la fuente renovable más utilizada en la UE con cerca del 60 % de contribución, consolidándose así como una energía fundamental para alcanzar los objetivos de neutralidad en Europa y, por tanto, también en España. De hecho, en el PNIEC se destaca el gran valor de la biomasa como alternativa a los combustibles fósiles en instalaciones de generación térmica, por la facilidad de sustitución en sistemas existentes Beyond the energy-related and socioeconomic benefits biomass brings to regions, its immense capacity to induce environmental benefits means that it will play a vital role in achieving European climate-neutral targets. Heat waves, forest fires and droughts are becoming more frequent and intense, but storms, floods and other cold-related phenomena are also becoming more extreme. Global warming is no longer a problem of the future, but rather something that must be tackled immediately if we are to preserve biodiversity, curb the spread of disease and prevent deforestation and desertification of the planet. The climate crisis has become one of the main concerns of the European Union, which sees the need to exploit clean and renewable energies to curb global net anthropogenic CO2 emissions. Brussels advocates a climate-neutral future by 2050. Abandoning the use of fossil fuels and reducing net emissions by at least 55% by 2030 compared to 1990 levels in order to limit global warming to 1.5°C by the end of the century must be a key pillar of national plans and strategies. Spain is following in Europe’s footsteps and working to decarbonise the energy system during this decade. The Spanish Integrated National Energy and Climate Plan (INECP) 2021-2030 and the recently-passed Climate Change and Energy Transition Act seek to reduce greenhouse gas (GHG) emissions by 23% compared to 1990. The Act sets 2030 targets to achieve a 42% penetration of renewable energies in final energy consumption (compared to the current figure of 20%) and an electricity system with 74% of generation coming from renewable energies (compared to 40% at present). But climate change is not only a global threat with serious environmental and social consequences. In a worst-case scenario, it also means huge financial losses and an economic crisis similar to the one the world is currently experiencing. To pave the way to recovery, Spain has drawn up the Recovery, Transformation and Resilience Plan. EU Green Deal initiatives are at the core of this plan, including the circular economy, renewable energies, across-the-board renovation of buildings and infrastructure, and clean transport, amongst others. However, this in itself is not sufficient. The growing demand for food and energy makes it essential to find new ways of producing, consuming, transforming, storing and recycling. This is where the bioeconomy comes into play. The bioeconomy is key to reducing dependence on fossil fuels, transforming manufacturing processes and promoting new sustainable production models with high added value in the fields of both energy and bioproducts. Biomass as the cornerstone of the bioeconomy Biomass is the most widely used renewable source in the EU, accounting for around 60% of the total, thus consolidating its position as a fundamental energy source for achieving EU and, consequently, Spanish climate neutrality targets. In fact, the INECP emphasises the great value of biomass as an alternative LA BIOECONOMÍA, LLAMADA A FRENAR EL CAMBIO CLIMÁTICO BIOECONOMY CALLED UPON TO CURB CLIMATE CHANGE 110 Bioenergía | Bioenergy
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