en España, y a las que recurrieron los gobiernos autonómicos, resultaron claves en el tratamiento de estos residuos, evitando que se convirtiesen en un problema añadido de salud pública. En su momento, y como medida preventiva, habíamos mantenido en el Complejo Medioambiental los elementos estructurales de base de esta instalación temporal a fin de que pudiese entrar en funcionamiento cuando fuese necesario, conscientes de que la evolución de la pandemia era, y sigue siendo, impredecible e incierta. Hemos recuperado el protocolo diseñado hace meses para garantizar la continuidad de un servicio público esencial como es la correcta gestión de los residuos urbanos y también para ayudar, con las máximas garantías, en el tratamiento de los sanitarios de bajo riesgo, que hemos retomado el pasado 23 de noviembre, a razón de 5,12 toneladas diarias. Para estos últimos hemos habilitado una línea industrial independiente de la de los urbanos y hemos contratado personal externo que se rige por horarios distintos a los trabajadores del resto del Complejo, disponiendo igualmente de zonas de descanso y vestuarios diferenciados. El objetivo último es llevar a cabo una labor eficiente y minimizar posibles riesgos de contagios, protegiendo la salud y el bienestar de la plantilla. La incertidumbre, a la que personalmente calificaría como la verdadera pesadilla de esta pandemia, hará también que estemos ante unas Navidades atípicas en las que precisaremos de grandes dosis de ingenio, paciencia y solidaridad para sobrellevar situaciones un tanto diferentes a las tradicionales y con las que tendremos que lidiar. No obstante, hay muchas cuestiones sobre las que todavía, como ciudadanos, tenemos control: consumir de forma responsable, aprovechar al máximo los productos y separar los residuos por tipologías para propiciar su posterior reciclado. El coronavirus ha traído consigo nuevos residuos, como son las mascarillas desechables, que en muchos casos están siendo abandonadas en la naturaleza o arrojadas en las calles, ocasionando un gran perjuicio al entorno. En este sentido, cabe recordar que una mascarilla puede tardar entre 300 y 400 años en degradarse y que, por lo tanto, su destino debe ser siempre el contenedor de la fracción resto, junto con los materiales no reciclables, para que reciba el mejor tratamiento posible en las comunidades que disponen de plantas de valorización energética. Resulta evidente que la protección del medio ambiente y de la salud van de la mano. Estoy seguro de que, de las múltiples enseñanzas de esta crisis sin precedentes, aprenderemos que, destruyendo los ecosistemas naturales, destruiremos también nuestro bienestar. Entorno y humanidad deben convivir en armonía e integrarse de forma equilibrada para no comprometer nuestro presente y tampoco el futuro de las próximas generaciones, que heredarán el legado que nosotros dejaremos. Con pequeños gestos diarios orientados a preservar y cuidar lo que nos rodea, estaremos dando pasos de gigante hacia la sostenibilidad, la principal enemiga de este tipo de pandemias. waste, have played a key role in preventing healthcare waste from becoming a further public health problem. As a preventive measure, and in the knowledge that the evolution of the pandemic was, and continues to be unpredictable and uncertain, we took the decision to maintain the basic structural elements of this provisional plant at the Environmental Complex to ensure that it could enter into operation when necessary. We have once again implemented the protocol designed some months ago to ensure the continuity of the essential public service of correct waste management and also to help treat low-risk healthcare waste with the greatest of guarantees.We began to treat this waste again on November 23, at a rate of 5.12 tonnes per day.We have activated an independent healthcare waste treatment line, separate to that of the MSW line, and we have hired external staff to operate this line. They work different schedules to other workers at the complex, and have differentiated rest areas and changing rooms. The ultimate aim is to carry out the work efficiently and minimise potential risk of infection to protect the health and welfare of workers. The uncertainty, which I would personally describe as the greatest nightmare of this pandemic, means that we are also facing an atypical Christmas period. It will require ingenuity, patience and solidarity in large doses to make a situation somewhat different from the traditional Christmas more bearable.We have no other option but to deal with it. Nonetheless, there are many issues over which we citizens have control: consuming responsibly, availing of products to the utmost and separating waste by type in order to facilitate recycling. The coronavirus has brought with it new waste types, such as disposable facemasks, which are often discarded in natural places or thrown in the streets, thus causing great harm to the environment. It should be remembered that facemasks can take between 300 and 400 years to degrade, meaning that they should always be disposed of in the rest fraction bin, along with other unrecyclable materials, so that they can receive the best treatment possible in regions with energy recovery plants. It is obvious that environmental and health protection go hand in hand. I am sure that one of the multiple lessons we will learn from this unprecedented crisis is that by destroying natural ecosystems, we are also destroying our wellbeing. The environment and humankind must live in harmony and integrate in a balanced way so as not to compromise our present and the future of subsequent generations, who will inherit the legacy we bequeath them. Through small daily acts to conserve and care for what is around us, we can take giant steps towards sustainability, and sustainability is the main enemy of pandemics of this nature. Javier Domínguez Lino Presidente ejecutivo de SOGAMA CEO at SOGAMA Gestión y tratamiento de residuos | Waste Management & Treatment FuturEnviro | Octubre/Noviembre October/November 2020 www.futurenviro.es 25
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