Gestión y tratamiento de residuos | Waste Management & Treatment FuturEnviro | Julio July 2019 www.futurenviro.es 54 Respondiendo a la primera de ellas, según la UNU, los materiales contenidos en esos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos tienen un valor material de nada menos que 55.000 millones de euros, tres veces más que el de la producción anual de las minas de plata de todo el mundo. Además, su reciclaje produce sustancialmente menos emisiones de dióxido de carbono que la extracción de los materiales necesarios para su fabricación. Por su parte en lo que respecta a qué necesitamos para no dejar pasar esta oportunidad, en líneas generales, precisamos nuevas materias primas más eficientes, mejorar la infraestructura de reciclaje y aumentar el volumen y la calidad de los materiales reciclados para incentivar su reutilización en la fabricación de nuevos productos. Conseguirlo requiere mejorar los cimientos del sistema. Es decir, urge que más países adopten una legislación en materia de gestión medioambiental de estos residuos. Actualmente, el 66% de la población mundial está amparada por este tipo de leyes, lo que supone un aumento importante con respecto al 44% de 2014, según la UNU. Pero la comunidad internacional debe intensificar los esfuerzos para que países fundamentalmente de África, América Latina y el sudeste asiático incluyan los desechos electrónicos en su agenda política o mejoren la aplicación de sus legislaciones, a veces muy laxas. También resulta imprescindible mejorar la fiabilidad de los datos sobre los residuos generados y gestionados. Actualmente sólo 41 países recopilan estadísticas internacionales y sólo Europa dispone de datos periódicos y armonizados. Elevando esta recopilación de datos es posible conocer la cantidad de residuos electrónicos enviados desde los países desarrollados a aquéllos carentes de infraestructura de reciclaje y donde son almacenados a modo de grandes vertederos electrónicos, una práctica sumamente preocupante. Así, según recoge la UNU, un estudio monográfico sobre Nigeria demostró que en 2015-2016, aproximadamente, el 77% de los equipos importados procedían de estados miembros de la Unión Europea, pero sin verificar qué cantidad de ellos eran realmente residuos. En este sentido, urge mejorar las estadísticas de importación y exportación de equipos aptos para reutilización, así como de residuos electrónicos, unos datos inexistentes en la mayor parte de los países o de baja calidad. Incluso yendo aún más lejos y como reclama la UNU, urge establecer un único criterio de distinción entre una categoría y otra, lo cual no está claro ni siquiera en el Convenio de Basilea, el tratado multilateral que controla los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos. En definitiva, replantear el actual sistema de produccion y consumo electrónico para lograr una nueva visión circular exige partir de una mejor comprensión de los residuos electrónicos y su gestión. Sólo así aprovecharemos la oportunidad que representan para la protección del medio ambiente y la salud, la producción y el consumo responsables, el trabajo decente y el crecimiento económico. socioeconomic development associated with electronic waste consist? And what is required to avail of this opportunity to the utmost? In response to the first question, according to the UNU, the materials contained in these 50 million tonnes of waste has a value of no less than 55,000 million euro, three times more than the total annual production of the world’s silver mines. Moreover, the recycling of these materials produces substantially less carbon dioxide emissions than the extraction of the materials required for the production of this electronic equipment. With respect to what is needed to ensure that this opportunity is not missed, broadly speaking, we require new and more efficient raw materials, we need to improve recycling infrastructure and we need to increase the volume and quality of recycled materials to incentivise their use in the manufacture of new products. To achieve this requires improving the foundations of the system. In other words, we must urge more countries to introduce legislation governing the environmental management of this waste. Currently, 66% of the world population is covered by this type of legislation, a significant increase on the figure of 44% of 2014, according to the UNU. But the international community must intensify efforts so that countries, mainly in Africa, Latin America and southeast Asia, include electronic waste in their political agendas or improve the enforcement of their legislation, which is very lax in some cases. It is also vital to improve the reliability of waste production and management data. Currently, only 41 countries compile international statistics and only Europe compiles periodic, harmonised data. By increasing data collection, it would be possible to know the quantity of e-waste sent from developed countries to countries lacking in recycling infrastructure, where this waste is stored in large electronic landfills, a practice that is truly worrying. According to the UNU, a study dedicated solely to Nigeria showed that, in the period 2015-2016, approximately 77% of imported electronic equipment came from EUMember States, but there was no verification of what quantity of this equipment was really waste. In this respect, it is a matter of urgency to improve import and export statistics on equipment suitable for reuse and electronic waste. Such statistics are either non-existent or of low quality in most countries. Going further, and as called for by the UNU, it is also urgent to establish a single criterion for the distinction between one category and another. This distinction is not clear, not even in the Basel Convention, the multilateral agreement that controls cross-border movement of hazardous waste. Ultimately, rethinking the current electronic equipment production and consumption system in order to achieve a new circular vision must be based on a greater understanding of electronic waste and its management. Only in this way will we avail of the opportunity afforded to protect the environment and health, and be in a position to achieve responsible production and consumption, as well as decent employment and economic growth. José Pérez Consejero delegado de Recyclia CEO at Recyclia
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