Gestión y tratamiento de residuos | Waste Management & Treatment FuturEnviro | Mayo May 2019 www.futurenviro.es 19 Desde que hace 40 años el estadounidense John Goodenough inventara la batería de ion-litio, la que da vida a portátiles, smartphones y otros tantos dispositivos que usamos a diario, numerosas empresas se han lanzado a una carrera por desarrollar unidades de energía potentes, de alta durabilidad y seguras. Esta carrera se ha acelerado en los últimos años por la necesidad de buscar alternativas al litio, cuyo suministro global está monopolizado por tan solo tres países: Chile, Argentina y Australia. Por ello, se suceden los experimentos para investigar el potencial de acumulación y transmisión de energía de todo tipo de metales y elementos químicos. Así, entre las últimas novedades, nos encontramos con baterías recargables de calcio o de fluoruro con componentes líquidos, aptas para su uso en dispositivos móviles por su mayor densidad de energía y por ser más económicas que las de ion-litio. Por su parte, la industria del automóvil mira al hidrógeno para hacer frente a la previsible explosión de la demanda de vehículos eléctricos. Este es el futuro del almacenamiento, pero el ritmo acelerado de la innovación no nos debe impedir ser conscientes de la “cara B” de este progreso, es decir, el desafío medioambiental que supone la generación de tal volumen de residuos de pilas y de composiciones tan variadas. Precisamente, Eucobat, asociación que reúne a los sistemas colectivos de reciclaje de pilas y baterías más importantes de Europa, ha alertado nuevamente de este reto durante la celebración, el pasado abril en Sevilla, de su asamblea general, un encuentro en el que nuestra fundación Ecopilas, socio fundador y único representante español, ejerció como anfitrión. La movilidad del futuro Este reto medioambiental tiene, según Eucobat, dos focos fundamentales de actuación. En primer lugar, la magnitud que alcanzará la recogida de las baterías de los vehículos eléctricos, a causa, fundamentalmente, del aumento de la movilidad eléctrica por las políticas de restricción al tráfico establecidas en numerosas ciudades. Ya en 2017, el entonces Ministerio de Economía, Industria y Competitividad estimaba que el número de vehículos eléctricos que recorrerá nuestras carreteras en 2020 alcanzará los 110.000. Una cifra que se queda corta si nos atenemos a un estudio de Deloitte, según el cual, ese año, deberán circular 300.000 coches eléctricos por nuestro país, si queremos cumplir con los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero contraídos con la Unión Europea. Ante estas cifras, la industria del automóvil es la primera interesada en impulsar el vehículo híbrido y eléctrico, lo cual pasa, además de por avanzar en el 40 years ago, American John Goodenough invented the lithium ion battery, which powers laptops, smartphones and many other electronic devices. Since then, numerous companies have joined the race to develop powerful, safe, long-life power units. This race has intensified in recent years due to the need to find alternatives to lithium, the global supply of which is monopolised by just three countries: Chile, Argentina and Australia. For this reason, experiments are ongoing to investigate the energy storage and transmission potential of all types of metals and chemical elements. Amongst the latest innovative developments, we can find rechargeable calcium or fluoride batteries with liquid components, which are suitable for use in mobile devices due to their greater energy density and the fact that they are cheaper than lithium ion batteries. And the automotive industry is looking into hydrogen to address the expected dramatic rise in the demand for electric vehicles. This is the future of energy storage but the pace of innovation should not prevent us from being aware of the “flip side” of this progress, i.e., the environmental challenge associated with the generation of such a large volume of waste batteries, with such varied compositions. Eucobat, the association that brings together the most important collective systems for battery recycling in Europe, once again drew attention to this challenge last April, during its Annual General Meeting in Seville. This event was hosted by the Ecopilas foundation, a founder member of Eucobat and its only Spanish representative. The mobility of the future According to Eucobat, this environmental challenge comprises two main central issues, which must be addressed. Firstly, the LAS PILAS QUE MOVERÁN EL MUNDO La explosión de dispositivos móviles que usamos a diario ha conducido a los españoles a consumir 500 millones de pilas al año -nada menos que unas 8.500 toneladas-, pero detrás de esta dependencia de distintos dispositivos que necesitan energía para funcionar, propia de la sociedad hiperconectada, subyace una problemática no tan evidente: qué hacer con tal volumen de pilas desechadas. THE BATTERIES THAT WILL MOVE THE WORLD Enormous growth in the daily use of mobile devices means that Spaniards now consume 500 million batteries per year -around 8,500 tonnes-. But behind this dependence on the different devices that require energy to work, which is an inherent part of the hyper-connected society, lies a problem that is not so obvious…what to do with the volume of used batteries generated.
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