TECNOLOGÍA/TRIBUNA 61 En una era de mayor conciencia medioambiental y de intensificación de los objetivos globales de sostenibilidad, la industria del aluminio se erige como una fuerza dinámica de cambio positivo. A medida que las empresas se esfuerzan por reducir su huella de carbono y adoptar prácticas más sostenibles, el reciclaje del aluminio se ha convertido en una solución fundamental. Este versátil metal —que se encuentra en todo tipo de productos, desde latas de bebidas hasta piezas de aviones— ofrece una oportunidad única para conservar los recursos, minimizar el impacto ambiental e impulsar la eficiencia operativa. El aluminio existe en dos formas principales: aluminio fundido y aluminio forjado. El aluminio fundido se caracteriza por su alto contenido en silicio, mientras que el forjado contiene una cantidad mínima de silicio. Cuando se combinan el aluminio fundido y el forjado, la aleación resultante se utiliza principalmente en la producción de aluminio fundido porque no existe un método sencillo o ampliamente utilizado para eliminar completamente el silicio. Este proceso, a veces denominado ‘infrarreciclado’, da lugar a productos diferentes de los que están presentes en la mezcla de chatarra. El origen del aluminio influye significativamente en su composición. La materia prima de la chatarra de aluminio puede clasificarse en dos tipos principales: postproducción y postconsumo. Estas dos categorías, aunque cruciales para las prácticas sostenibles, difieren significativamente en lo que respecta a su origen y características. La chatarra de postproducción, como su nombre indica, se genera durante el propio proceso de fabricación. Suele surgir como subproducto o recorte en la producción de bienes industriales como automóviles, materiales de construcción y electrodomésticos. Este tipo de chatarra suele encontrarse en un estado relativamente puro, ya que aún no ha sido expuesta al uso general. Por el contrario, la chatarra postconsumo procede del final del ciclo de vida de un producto. La generan los consumidores que han utilizado productos a base de aluminio y los han desechado posteriormente. Este tipo de chatarra puede proceder de diversas fuentes, como vehículos al final de su vida útil, doméstico, empresas y espacios públicos. A diferencia de la chatarra postproducción, la chatarra postconsumo suele estar contaminada con diversas sustancias, como restos de comida, suciedad y otros desechos. Reconocer estas diferencias en el origen de la chatarra permite a los recicladores adaptar sus técnicas de clasificación y procesamiento en consecuencia, garantizando que el aluminio reciclado cumpla las normas exigidas para las distintas aplicaciones. LOS RETOS DEL RECICLAJE DEL ALUMINIO Uno de los principales obstáculos para el reciclaje del aluminio es la dificultad de separarlo de otros metales una vez combinado en aleaciones. Dada la amplia gama de aleaciones de aluminio —con cientos de variedades diferentes para fundición y forjado—, es vital mantener la chatarra de aluminio lo más cerca posible de su composición original, o al menos de la composición deseada del producto final. Las distintas aleaciones de aluminio poseen propiedades distintas, como dureza, resistencia a la corrosión y maleabilidad. La identificación de la aleación específica del aluminio que se recicla, permite a los recicladores optimizar el proceso de reciclaje para preservar estas valiosas características y garantizar un procesado eficaz y rentable del material. Este conocimiento permite a los reprocesadores producir aluminio reciclado equivalente en calidad y rendimiento al aluminio primario, ampliando así sus posibles aplicaciones y aumentando su valor de mercado. Conocer el origen del aluminio es crucial para optimizar la eficacia del reciclaje. Mediante la identificación de posibles contaminantes o impurezas, los recicladores pueden aplicar métodos de limpieza y clasificación específicos para eliminar estos materiales no deseados. Esto no solo mejora la calidad del aluminio reciclado, sino que también reduce el consumo de energía y minimiza los residuos. EL PODER DE LA CLASIFICACIÓN DE PRECISIÓN Las soluciones avanzadas de clasificación de metales están revolucionando la industria del reciclaje al transformar la chatarra en valiosos recursos. Estos sofisticados sistemas aprovechan tecnologías de vanguardia, como la tecnología de transmisión de rayos X (XRT) —una potente herramienta utilizada para clasificar y analizar materiales en función de su densidad atómica— y la inteligencia artificial (IA) para identificar y separar con precisión diversos metales, garantizando unos resultados de gran pureza. Esta clasificación de precisión permite utilizar el aluminio reciclado como sustituto directo de la materia prima original en diversas industrias. Desde latas de bebidas hasta materiales de construcción y componentes de automoción, el aluminio reciclado puede integrarse perfectamente en los procesos de fabricación sin comprometer la calidad ni el rendimiento del producto. Así no solo se conservan valiosos recursos, sino que también se reduce el impacto ambiental asociado a la producción del aluminio.
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