TRIBUNA 37 documentación técnica y valoran las ofertas presentadas. Concluido este proceso tiene lugar la apertura de las ofertas económicas que también se valoran. La suma de puntos de ambas ofertas da la nota alcanzada por cada uno de los licitadores y desvela la más alta de todas, que se alza con la adjudicación. La realidad nos muestra que las inversiones en España no son sostenidas ni sostenibles en el tiempo, su representación gráfica es una línea quebrada, de ahí su irregularidad. Eso hace que ante la habitual escasez de licitaciones se ofrezcan precios que, de entrada, hacen dudar que se pueda conseguir la actuación con la calidad necesaria; la que la ley exige. Esta busca la mejor relación calidad precio, que se obtiene ponderando las ofertas técnica y económica, por eso una mala oferta técnica acompañada de una oferta económica nada razonable no puede resultar adjudicataria del contrato. Para evitarlo, lo razonable es sentar umbrales de calidad técnica de modo que toda memoria técnica que no alcance un límite (puntuación) mínimo de calidad resulte excluida. Y para hacer desistir de las bajas exorbitantes se deben imponer umbrales de saciedad, mediante el empleo de curvas para la valoración económica de las ofertas, que a partir de determinada baja el rendimiento en puntos no compense superarla. En todo caso, los órganos de contratación han de aplicar con la máxima responsabilidad y rigor la presunción de temeridad. Un paso importante en este afán de conseguir lo mejor es que los pliegos den más valor a lo técnico que a lo económico, o por lo menos el mismo, lo que ahora no ocurre. DÉFICIT DE INVERSIÓN Tenemos un déficit de inversión en agua de 35.000 millones de euros, que, con los presupuestos, planes hidrológicos de cuenca y fondos de recuperación, transformación y resiliencia no alcanza para enjugarlo y, por tanto, la propia dinámica de los acontecimientos llevará a que aumente, por eso se debe dar paso franco a la colaboración públicoprivada, estableciendo su regulación total y cambiando para ello lo menester en la Ley de Desindexación y su reglamento. El mundo del agua es así. Llevamos años haciendo las mismas reivindicaciones y todo sigue igual. Con la revisión de precios actual que no recoge entre otros la energía, las empresas han trabajado a pérdidas y los operadores solventaron de forma gallarda las dificultades para que el agua no faltara en los hogares durante la pandemia. Las cosas necesariamente han de cambiar, pues está en riesgo el ciclo integral del agua urbana. La solución está en manos de los poderes públicos que parecen no saber, pero saben, que están bajo una espada de Damocles, pero, mientras todo funcione, de qué preocuparse.n Es un hecho que los precios suben y bajan, por eso es necesario volver a la revisión de precios
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