Industria farmacéutica y cosmetica_FM26

60 REPORTAJE En el último estudio publicado hace tan solo unas semanas sobre la relación entre envejecimiento celular y cáncer, liderado por uno de nuestros más acreditados investigadores en la materia, Carlos López-Otín (catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo), los investigadores han identificado cuatro mecanismos del envejecimiento, de entre los 12 descritos, que también son característicos del cáncer. Además de la inestabilidad genómica, relativa a esa serie de defectos que se van acumulando, ya sea por causas intrínsecas o extrínsecas, se sumaría la inflamación crónica de baja intensidad, la pérdida de comunicación entre nuestro genoma y el de todos los organismos que habitan en nosotros, así como las alteraciones epigenéticas, que impiden al gen leer correctamente las instrucciones originales del fenotipo, encargado de indicar a este cuándo debe entrar en acción o dejar de hacerlo, y con qué intensidad. Ambos se diferencian en que el genotipo, nuestra secuencia genética, es inalterable mientras el fenotipo es modulado por el entorno. Al cierre de esta edición se publicaban las primeras evidencias –en mamíferos– de que, como se sospechaba, el fenotipo también es heredable, lo que probaría que la evolución se produce por adaptación (Lamark) y no por selección (Darwin). Detener el deterioro del organismo sin duda alargará la vida, pero ese no es en sí mismo el objetivo de la comunidad científica implicada, que en este momento centra todos sus esfuerzos en hallar fármacos y otros tratamientos que curen enfermedades. Asimismo, los conocimientos que se deriven en el camino tendrán también impacto en la práctica clínica, facilitando el tránsito desde los protocolos generalistas hasta la implantación de unamedicina personalizada. Incorporar la secuenciación del genomamejorará la precisión de los diagnósticos y tendrá especial repercusión en el ámbito de la prevención, que se convierte en eje de este nuevo paradigma en el abordaje de la salud, ahora que sabemos el peso que los factores ambientales tienen sobre la expresión o comportamiento de los genes y su influencia determinante en los procesos de deterioro celular. En palabras del Dr. Manuel Serrano, uno de los mayores expertos en senescencia, director de la Unidad de Envejecimiento y Metabolismo del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB) y recién incorporado al equipo de Altos Labs: “El envejecimiento no puede considerarse una enfermedad, pero sí un proceso reversible y tratarse como una situación de riesgo más.” DÓNDE ESTAMOS Existen distintas estrategias que han demostrado alargar la vida en animales, y evidenciado que los 12 mecanismos del envejecimiento identif icados se pueden retrasar y manipular. Ya en 2013 científicos españoles, entre ellos los mencionados Serrano y López-Otín, y María Blasco, directora científica del CNI, definieron los indicadores moleculares del envejecimiento identificando, en su momento, 9 de estos procesos. Hace tan solo unas semanas el mismo equipo ha publicado nuevas conclusiones en las que identifican otros tres, quedando así definidos los 12 procesos moleculares y celulares implicados en el envejecimiento. En el estudio, además, se categorizan estos factores según su relevancia, distinguiendo entre primarios, por ser desencadenantes del proceso –como el acortamiento de los telómeros–; antagonistas, aquellos que se producen como reacción a los primarios para defendernos –pero que cronificados son perjudiciales, como La irrupción de las inmunoterapias marcó un punto de inflexión, poniendo el foco en la eficiencia del organismo para protegerse y autorrepararse. Desde entonces se aprovecha ese mecanismo, casi perfecto, para, guiándole, enseñándole o estimulándole, combatir una determinada enfermedad.

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