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38 INTELIGENCIA ARTIFICIAL escalas, también los riders que serán sustituidos por drones autónomos y veloces máquinas cuadrúpedas que entregarán los paquetes... Si su puesto de trabajo es específico y repetitivo, una máquina lo hará mejor. Si usted tiene que improvisar, aportar ideas y combinar conocimientos y habilidades distintas, sobre todo las relaciona- das con las personas, entonces usted siempre lo hará mejor. Hasta que la ciencia y la tecnología demuestren lo contrario. Todo ello plantea peguntas muy com- plejas que requieren de las habilidades que nos caracterizan como especie para ser respuestas, preguntas que no son muy distintas de las que ya nos hacíamos en la Grecia y la Roma antiguas. Tenemos mucho sobre lo que reflexionar antes de dar rienda suelta a los algoritmos que construirán nuestro mundo y diseñarán nuestra manera de vivir. En cualquier caso, y fieles al modus operandi que forma ya parte de nuestro ADN, el asunto deberá primero someterse al ágora, nuestra mejor herramienta con la que poner rumbo al futuro. n EPÍLOGO. MOD S3-E3 7G Año: El que ustedes quieran imaginar. Lleva un par de horas sin hablar, sin sugerirme algo con lo que halagarme, con lo que cuidar de mí. Hacemos ver que no lo sé, pero cuando me trae un yogurt, con su cucharilla y todo, es porque mi estómago no anda fino y él lo sabe mucho mejor que yo, de hecho, antes que yo, y algo debe notar en mi voz cuando, a veces, sin comerlo ni beberlo, decide ponerme un directo de Scorpions a todo trapo, no sin antes, por supuesto, preguntar. Me tiene controlada... Y yo encantada. Desde que está en casa tiene su pro- pio espacio, con sus herramientas y sus piezas de recambio para auto- rrepararse. ‘Piezas’. Deberían inventar otra palabra, se me hace raro hablar de él como de la lavadora, aunque sé que, en esencia, es exactamente lo mismo: una máquina que hace la vida más fácil a un humano. Ni siquiera le puse nombre. Me dirijo a su habitáculo. La estancia parecemás confortable de lo habitual, unacálidapenumbray, sonando, Sonidos de lanaturaleza. Perecíaplacenteramente absorto en algo, aunque claro, un ama- sijo de chips no puede estar absorto en nada, y menos placenteramente. —“¿Qué haces E3?"—, pregunté. —“Me apetecía releerme 100 años de soledad”—, fue su singular respuesta. Vaya..., me dije, ahora sí que E3 ya es, podría decirse, uno de los nuestros.

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