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12 INVESTIGACIÓN López-Belmonte fundamentó su pro- puesta en tres grandes conceptos: colaboración, necesidad y oportuni- dad. Así, en primer lugar, señaló que la colaboración público-privada es la base del avance biomédico, como se ha comprobado con las vacunas contra la COVID-19: “La forma de trabajar no ha sido nueva. La investigación de medi- camentos se sustenta en un modelo abierto, internacional y colaborativo orientado a detectar el conocimiento allí donde se genera, en un pequeño equipo de una universidad o de un hospital o en una start-up, y tratar de aportar desde la industria farmacéu- tica la experiencia, la organización y los recursos necesarios para que nin- guna potencial solución terapéutica paralice su proceso de I+D por falta de medios para cubrir el largo y arries- gado camino que debe recorrer todo medicamento antes de ser aprobado”. Por tanto, dijo, es crítico que nuestro país fomente la inversión pública en investigación biomédica básica, de modo que se genere conocimiento robusto en este ámbito, y que se fomente la colaboración con las com- pañías farmacéuticas para que asuman el elevado coste y los riesgos que implica tratar de convertir ese cono- cimiento básico en un medicamento eficaz y seguro. “Y es que -añadió-, aunque en España la investigación científica tiene unos niveles elevados, hay un déficit constatado de traslación a la industria del esfuerzo realizado y, consecuentemente, al mercado. Necesitamos solventar obstáculos y crear estímulos que nos permitan rea- lizar una adecuada transferencia de tecnología y de conocimiento desde el sector público al privado”. EL CÍRCULO VIRTUOSO DE LA INVESTIGACIÓN CLÍNICA Con respecto al concepto de necesi- dad, López-Belmonte manifestó que apostar por la innovación en el campo biomédico lo es para toda sociedad moderna. “Hasta el 73% del incre- mento de la esperanza de vida en los países desarrollados se debe direc- tamente a los nuevos medicamentos -recordó-. Y, como lamentablemente nos ha mostrado la pandemia, no hay economía sin salud, y no hay salud sin una investigación biomédica de excelencia”. “España -añadió-, como cuarta eco-nomía de la Unión Europea, no puede permitirse estar al margen de la vanguardia científica”. La investigación se vincula también a la calidad asistencial del sistema sanitario. “Hay muchos aspectos que apuntalar y cambios que hacer para adaptarlo a las nuevas necesidades -aseveró-. Y la investigación es cru- cial. No se puede concebir un sistema sanitario moderno y de calidad sin una robusta actividad investigadora, especialmente en el campo clínico”. Esta actividad investigadora, explicó, genera un círculo virtuoso en todo el sistema sanitario. “Atrae inversión para el sistema por parte de la industria far- macéutica, que promueve y financia más del 80% de los ensayos clínicos; contribuye a la cualificación de los pro- fesionales sanitarios, que participan de la vanguardia científica, experiencia que luego trasladan a su labor asistencial, con lo que elevan su calidad, y multi- plica las opciones para los pacientes, puestoque laparticipación enun ensayo ofrece alternativas y puede ser la única salida para ciertos pacientes graves que no hayan respondido a los tratamien- tos disponibles”. Hoy hay en España en marcha unos 3.500 ensayos clínicos de medicamentos, en los que participan más de 130.000 pacientes. Por otro lado, apuntó, en torno a la investigación biomédica se produce una gran concentración de conoci- miento y talento, tanto en el sector industrial, donde trabajan 6.000 científicos, como en los hospitales y centros de investigación públicos y privados, lo cual genera dinámicas y modelos de actuación modernos, resilientes y exitosos. Y todo ello es posible, insistió, gracias a los más de 1.200 millones de euros que la indus- tria farmacéutica en España invierte cada año en I+D “y que la convierte, junto con el automóvil, en el primer sector en inversión en I+D de nuestro país. Uno de cada cinco euros que la industria invierte en I+D en España procede de la industria farmacéutica”. ENTORNO ADECUADO PARA LA INVERSIÓN EN I+D A estos dos conceptos de colaboración y necesidad sumó López-Belmonte el de la oportunidad para España. “Hemos sido el primer país de Europa y el cuarto del mundo en número de ensayos de potenciales tratamientos contra la COVID-19 -explicó-, y esto no ha ocurrido por casualidad”, sino gracias a la solidez del sistema sanitario, a la alta formación de sus profesionales, a la participación de los pacientes y a una estrecha cola- boración entre Administración sanitaria y compañías farmacéuticas que han hecho que para muchas de las gran- des compañías investigadoras España es ya el segundo país del mundo en investigación clínica, sólo por detrás de Estados Unidos. Y todo esto, destacó, en un momento crítico para la investigación global en nuevosmedicamentos, ámbitoenel que la industria farmacéutica invierte al año en el mundomás de 150.000millones de euros, y 39.000 de ellos en Europa. “Tenemos que explotar nuestras ventajas competitivas para generar un potente ecosistema de investigaciónbiomédica”, pidió el presidente de Farmaindustria a los diputados: “Debemos potenciar aún más la colaboración entre la ini- ciativa pública y la privada; debemos mirar adelante, a largo plazo, y asumir que este es un camino que lleva a la prosperidad; y debemos creernos que España parte con ventajas significativas que tenemos que aprovechar para atraer más inversión internacional, para reforzar la calidad de nuestro sistema de salud y la cualificaciónde nuestros profesionales sanitarios, para dar más oportunidades a nuestros pacientes y para enriquecer nuestro modelo productivo”.

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